La pobreza y la desigualdad son problemas complejos, pero no inevitables. Una sociedad bien informada puede provocar la transformación económica y política que pondrá fin a la pobreza. Este blog, elaborado por el área de investigaciones de Intermón Oxfam, quiere contribuir a ese debate: proponer reflexiones e ideas sobre la globalización y el desarrollo, y escuchar lo que otros tienen que decir.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Otro paso en falso en política de inmigración

Se acerca una nueva reforma de la Ley de la Ley de Extranjería. Según la información que se ha conocido, el anteproyecto de ley establece un doble objetivo: llenar algunos de los vacíos existentes en materia de derechos fundamentales y adaptar la legislación española sobre inmigración a las necesidades de una economía en recesión.

La primera parte es prometedora, ya que podría fortalecer los derechos de reunión y asociación de los inmigrantes, también de los indocumentados. No dicen nada, eso sí, del derecho al voto en las elecciones locales, un asunto en el que casi todos los partidos parecen estar de acuerdo.

Pero lo verdaderamente preocupante está en la segunda parte. ¿Qué significa adaptar la legislación a una economía en recesión? La Ley actual impone restricciones leoninas a la entrada de trabajadores extranjeros, que han convertido la tramitación de un visado en un procedimiento soviético. Se ha reducido en un 90% el cupo de trabajadores extranjeros ‘necesarios’, y se ha aprobado la ampliación del período de retención de 40 a 60 días. ¿Qué más pretenden conseguir que no haya conseguido la legislación actual?


Más allá de la fanfarria política que acompaña cada paso en materia de inmigración, lo cierto es que estas nuevas medidas fracasarán como fracasaron las anteriores. El número de trabajadores inmigrantes se reducirá, desde luego, pero no porque lo diga el Gobierno, sino porque ya lo está diciendo el mercado. Éste es el verdadero factor determinante, y complicar innecesariamente el derecho de los trabajadores a buscar empleo donde esté disponible es tan injusto como inútil.


Gonzalo Fanjul, desde Boston

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lunes, 15 de diciembre de 2008

¿La crisis hace mella en el Sur?

Lo se, lo se, seguro que os preguntáis que novedad voy a decir sobre la más famosa de la crisis. Es ya un tema tan recurrente que no sólo encabeza las primeras páginas de todos los periódicos occidentales desde hace un par de meses sino que se ha colado en nuestras comidas familiares convirtiéndose en el tema predilecto. A pesar de ello, no hay quien se aburra porque cada día nos sorprenden con nuevos escándalos – lo último, la gran estafa de Madoff- más ajustes económicos a la baja, más despidos masivos y peores augurios. En fin, imposible saber cómo estaremos dentro de unas semanas.

Pero no es este tema exactamente sobre el que quería hablar. ¿No les sorprende que conozcamos cada detalle del escándalo del gobernador de Illinois pero que en cambio no tengamos ni idea de cuales son las consecuencias de esta crisis en los países del sur? aunque sólo sea por una cuestión numérica- en el sur vive alrededor del 85% de la población mundial. ¿Por qué me llama la atención? Se confirma una vez más que a los medios de comunicación les interesa, principalmente, el restante 15% de la población. Pero creo que en este caso no se confirma el dicho “pas de nouvelle, bonne nouvelle” porque supongo que las empresas occidentales que se habían deslocalizado en Asia y África estarán también sufriendo su propia recesión, lo mismo ocurrirá con las inversiones occidentales en estos países, no hablar de las ayudas.

Pero después de semanas ¡veo por fin una noticia relacionada con el tema en cuestión! y como cualquier podría esperar es poco optimista. La República Democrática del Congo, país que logra aunar en sus fronteras una de las mayores riquezas de recursos del mundo, décadas de guerra y una población diezmada por ambas razones sufre ahora además las consecuencias de la crisis financiera del norte. Ya han sido despedidos 200.000 trabajadores de las minas de cobalto y cobre porque resulta muy caro producirlas ante la caída del precio en el mercado internacional. Se espera que para finales de mes el número de despidos ascienda a 300.000. Estas cifras no son nada despreciables en comparación con lo que está pasando en occidente donde la banca de inversión en su totalidad arrastra 230.000 despidos desde que comenzó la debacle en el verano de 2007. Quizás para finales de año sólo RDC sume más despidos que el sector financiero..

Esta noticia, que no ocupa las portadas de ningún periódico, sólo nos muestra la punta del iceberg de lo que está pasando en la mayor parte del mundo.
Así es que parece indudable que la crisis financiera no sólo ha llegado a los países del sur sino que ha ya sacudido con virulencia sus economías. Mucho me temo que esta crisis financiera es ya un problema añadido a la pobreza, el analfabetismo, las pandemias, la corrupción, las guerras, la escasez de alimentos, o el desempleo. Un suma y sigue del que no somos del todo conscientes porque “no es noticia”.

Paula San Pedro
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martes, 9 de diciembre de 2008

Que gran oportunidad para rendir cuentas

El Banco Mundial acaba de publicar una nueva edición del Global Economic Prospects. Como era de esperar, el informe ofrece perspectivas fúnebres acerca de la economía mundial, y eso incluye a las economías en desarrollo (crecerán en 2009, pero casi tres puntos y medio por debajo del crecimiento de 2007).

Según el Banco, la desaceleración llega precisamente cuando la subida del precio de las materias primas ha hecho a las economías de estos países mucho más vulnerables. No sólo se han hecho más dependientes de un crédito internacional que, simplemente, ha dejado de estar disponible, sino que el encarecimiento de los precios del combustible y de los alimentos ha disparado la inflación.

Hay otras piezas interesantes (y no menos funestas), la mayor parte de ellas relacionadas con la evolución del precio de las materias primas, que es el tema central del informe.

Pero a mí me ha llamado la atención un dato que aparece casi escondido entre los demás: el comercio internacional dejará de crecer por primera vez desde 1982. Las consecuencias que este frenazo puede tener en el mundo en desarrollo son extraordinarias. El comercio ha sido el principal motor de crecimiento económico a lo largo de las últimas décadas.

La pregunta es: ¿cuánto de todo esto hubiese cambiado con una Ronda del Desarrollo firmada y sellada en 2003, tal como estaba previsto? El comentario que mi colega Javier Pérez hacía en este blog hace unos días no puede ser más pertinente, y la responsabilidad de quienes impidieron el buen desarrollo de la Ronda (lobbies agrarios europeos y estadounidenses, fundamentalmente) no puede ser más grave.

La política de intereses miopes evita alguna que otra manifestación desagradable frente al ministerio, pero a la larga se vuelve contra nosotros como un bumerán. ¿Quién va a rendir cuentas por las decisiones que se han tomado?
Gonzalo Fanjul, desde Boston.
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viernes, 5 de diciembre de 2008

El tsunami silencioso

Algunos quizás recuerden que hasta hace menos de dos meses la única crisis de la que se hablaba era la crisis provocada por el precio disparado de los alimentos. Aunque todo esto parece haber quedado enterrado por los desmanes de Wall Street y las ayudas millonarias que reclaman los fabricantes de coches, para los países pobres el precio de los alimentos sigue siendo un problema real y grave.

El equipo editorial de la Revista de Fomento Social (una publicación trimestral que elabora la universidad ETEA) incluyó en el último número una pieza soberbia titulada El hambre, ¿tsunami silencioso? En él encontrarás un análisis sensato y bien informado de las causas que han provocado esta crisis. Merece la pena leerlo con atención.

El único punto en el que los autores y yo discrepamos es en la inquebrantable fe que demuestran en la Política Agraria Común y en sus gestores. Tras describir los avances que han logrado las reformas de los ultimos años, el artículo señala: "(...) los excedentes de la Unión Europea de otros tiempos podrían haber amortiguado la volatilidad de los precios agrícolas en estos últimos meses". Es posible que esto sea cierto, pero, francamente, resulta difícil ignorar que el fracaso de los mercados agrarios internacionales tiene mucho que ver con un modelo diseñado a la medida de los intereses de Europa y de los EEUU.

La liberalización forzada de los países pobres es el complemento necesario del dumping sistemático que practica la Unión Europea. A pesar de lo que opinan los autores, la diferencia entre las ayudas que reducían ayer el precio de exportación y las que engrosan hoy la cuenta corriente del exportador (el sistema de ayudas directas) es la misma diferencia que existe entre que te atraquen y que te quiten la cartera. Éste no es hoy el problema de los agricultores pobres (más bien el contrario), pero es indudable que es parte del origen del problema.

Discrepamos, pero los autores defienden su punto de vista con argumentos y honestidad, algo poco habitual en los debates sobre la agricultura europea. No dejes de leer el artículo.

Gonzalo Fanjul, desde Boston.
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miércoles, 3 de diciembre de 2008

Por qué es necesario cerrar la Ronda de Doha ¡YA!

Las organizaciones de la sociedad civil trabajando en temas de comercio y pobreza hemos mantenido durante los últimos años la opinión de que la no-firma de un acuerdo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que pusiera fin a la Ronda de Desarrollo de Doha era mejor que la firma de un mal acuerdo.

A pesar de que debemos seguir manteniendo esa opinión, hay una serie de razones que incitan a pensar que habría que redoblar los esfuerzos por alcanzar un acuerdo tan pronto como sea posible. Cada día que pasa pinta peor para los intereses de los países pobres en lo que respecta al comercio internacional. ¿Que por qué?:


- Porque mientras las negociaciones en la OMC siguen estancadas (y ya van a hacer 7 años), las grandes potencias mundiales se han lanzado a negociar acuerdos comerciales bilateralmente con las regiones más pobres del planeta. En estas negociaciones, la UE y EEUU están yendo “a saco” y entrando hasta la cocina en unos temas y con unas pretensiones que en el foro multilateral ni siquiera se les ocurriría plantear.
- Porque en estas negociaciones bilaterales, los países ricos ofrecen acceso libre de aranceles y cuotas a la inmensa mayoría de los productos de los países en desarrollo a cambio de ambiciosas pretensiones ofensivas en servicios, inversiones, etc. Aparte de que existen muchas otras barreras que aún pueden impedir a estos productos alcanzar los mercados del Norte (condiciones sanitarias, laborales, ecológicas…), el hecho de que se "vendan" estas preferencias a todas las regiones en desarrollo por igual hace ¡que dejen de ser preferencias! El caso del plátano es paradigmático. Algunos países africanos y caribeños han vendido su alma al diablo para mantener el acceso libre de sus plátanos a Europa y, meses después, la UE ofrece similares condiciones a los países centroamericanos, cuyo producto desbancará a los anteriores en los mercados europeos.

- En estos tiempos de crisis, los países ricos sienten una fuerte tentación proteccionista y unilateralista. Esto es sinónimo de mirarse al ombligo y mirar, aún menos, por los intereses de los países en desarrollo. Unas reglas comerciales multilaterales cerrarían el paso a estas tendencias de forma prácticamente definitiva.

Lo malo es que me temo que estas reflexiones se las hayan hecho también los países ricos. Haría falta un liderazgo internacional que sea capaz de vender el multilateralismo de tal forma que no sea políticamente rentable oponerse abiertamente a él ni, por tanto, a la finalización de la Ronda.

Si alguien estaba pensando en Obama, temo deciros que en esto no va a ser nuestro hada madrina. Según las últimas noticias que hemos recibido desde EEUU, el Partido Demócrata va a mostrar una cara aún más agresiva que los Republicanos en las negociaciones comerciales. Primera desilusión…

Javi Pérez
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martes, 2 de diciembre de 2008

El descentralizador que descentralice... se lo tendrá que pensar mejor

Mozambique tiene un Gobierno. Un Gobierno estable, que se hace presente a lo largo y ancho de la geografía del país, un Gobierno que sabe planificar a largo plazo. Esta excepción en África, le pese a quien le pese (y a algunas Embajadas y Agencias de cooperación aún les pesa demasiado) es una herencia positiva de la época socialista. Sin embargo algunos se empeñan en quitar poder a ese Gobierno a beneficio de las entidades provinciales y municipales porque, como todo el mundo sabe, la descentralización es buena.

La descentralización es buena porque democratiza al acercar al ciudadano a los centros de poder y decisión. Sin embargo, en las últimas elecciones municipales en Mozambique hace apenas una semana, mientras la comunidad internacional bendecía los resultados, el Centro de Integridade Publica (http://www.integridadepublica.org.mz) denunciaba serias irregularidades en al menos tres ciudades: Beira (la segunda ciudad más importante del país), Ilha de Moçambique y Nacala. Cuando en un país existe tradición de pucherazo y los ciudadanos son impotentes ante los abusos de poder, los riesgos de fraude electoral y la falta de representatividad del poder político se sufre a todos los niveles. Y si no, que se lo pregunten a los votantes de Florida.

La descentralización es buena porque permite ofrecer al ciudadano unos servicios más adecuados a sus necesidades. Por eso, bajo el mantra descentralizador se descentralizan los sistemas de salud, de educación o la provisión de agua. Resultados contrastados que demuestren los beneficios sobre el acceso de la población a estos servicios escasean. Mejor dicho, en Mozambique, no existen. Lo que ha funcionado en algunos estados de la India no tiene por qué funcionar en otros contextos. Sin embargo, la marabunta descentralizadora avanza ciegamente, aún a riesgo de poner cuestiones tan críticas como la sanidad y la educación en manos de indocumentados. Poner al zorro a vigilar el gallinero, que dicen los ingleses. Y si no, que se lo pregunten a los ciudadanos de la Comunidad de Madrid.

La descentralización es buena porque permite una gestión más eficiente de los recursos. ¿En qué momento y bajo la inspiración de quién, nos olvidamos del concepto de las economías de escala? A los precursores de la descentralización en Mozambique les infunde seguridad en su credo un dato: casi cada distrito del país cuenta con un técnico superior. UN técnico superior. El resto de los gestores o funcionarios públicos, con suerte, han terminado la escuela secundaria. Un licenciado universitario (no se especifica especialidad) que deberá gestionar los fondos públicos, los procesos electorales, garantizar la provisión de salud, educación y agua, extender la red de infraestructuras locales, etc. UN solo técnico superior. Eso es eficacia y lo demás son tonterías.

Descentralizar no es ni la solución ni el problema. Es una posibilidad de Gobierno, una alternativa de gestión que tiene sentido en algunos contextos y en algunos ámbitos de actividad, y en otros no. Parece mentira que sigamos buscando una receta para todo, una llave que abra todas las puertas, una aguja en un pajar.

En realidad, el Gobierno de Mozambique no quiere descentralizar. No es que citen la Utopía de Tomás Moro ni a Rousseau, es que, evidentemente, la descentralización es una cuestión de reequilibrio de poder. Y ¿quién quiere reequilibrar poderes cuando ostenta el poder absoluto? Así que, forzado por sus "socios en el desarrollo del país" (agencias internacionales y Banco Mundial), el Gobierno emprende a regañadientes un proceso descentralizador. Es poco probable que el resultado sea un país más democrático, o una prestación de servicios para el ciudadano más igualitaria o eficaz. Pero, afortunadamente, no hay que preocuparse mucho, el Gobierno mozambiqueño y la comunidad de donantes son como un matrimonio añoso. "Sí cariño, vamos a descentralizar... el año que viene".

Equipo de investigaciones
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Pedir más “de todos” en la lucha contra la desigualdad y la pobreza (1)

Para renovar los compromisos de una mayor y mejor financiación al desarrollo, en el marco de la reciente cumbre de Doha celebrada entre el 29/11/08 y el 02/12/08, en muchos ámbitos se han producido llamados sobre la necesidad de que los gobiernos de los países desarrollados mantengan o incrementen sus compromisos de flujos ayuda desvinculados de intereses económicos, de la relevancia de atacar los problemas que generan “desvíos” de recursos públicos de los países en desarrollo (por la aplicación de sistemas fiscales injustos, evasión fiscal, corrupción y otras actividades ilícitas, fuga de capitales hacia paraísos fiscales, etc.). Además, existe cierto consenso en la necesidad de la configuración de una nueva “gobernanza internacional” para prevenir futuras crisis de financiación y proteger los intereses de trabajadores y de los consumidores; así como en el desarrollo de mecanismos más eficaces e innovadores de financiación internacional, entre otros elementos.


Muchas de estas medidas, sin ser todas las necesarias, tienen o deberían tener como telón de fondo la clara emergencia de reformar las estructuras internacionales que profundizan las desigualdades entre los países ricos y pobres en el mundo y que mantienen en la pobreza a millones de personas. Sin embargo, lamentablemente, la desigualdad global es una consecuencia de la desigualdad entre países y de la desigualdad dentro de los países. Si bien, la primera de éstas cuenta como la mayor responsable de la desigualdad global (entre el 60%-65% aprox.), la última ha venido creciendo en lo últimos años.

Por otra parte, algunas corrientes de análisis científico y los propios resultados de muchas y fallidas políticas sociales, nos sugieren que la desigualdad dentro de los países puede ser un freno en la reducción de la pobreza y/o que los patrones de desigualdad pueden condicionar de manera determinante los beneficios específicos que muchos grupos de población pueden obtener del crecimiento económico o de mayores flujos de ayuda internacional.

La responsabilidad sobre la “desigualdad dentro de los países” recae fundamentalmente sobre los países en desarrollo, sin embargo, la cooperación internacional puede y debe hacer lo propio en reformar patrones de intervención que la promueven y profundizan.

Los anteriores señalamientos, nos indican que no debe perderse de vista la necesidad de reformas en la gobernanza de los países en desarrollo para afrontar los retos que impone la inequidad, indistintamente de la fuente de los recursos públicos y/o del modelo de desarrollo escogido. Existe una oportunidad clara en el contexto de crisis actual. Una oportunidad para exigir y promover un trabajo más fino tanto de los países pobres y ricos (donantes) en las dimensiones de la equidad, eficiencia y calidad de la gestión pública en los países en desarrollo.

Además de mantener la voz en alto sobre las injusticias derivados de esquemas de discriminación internacional que siguen vigentes, es menester contribuir de manera más vehemente al debate para exigir más de la función pública. Existe un largo camino entre los beneficios agregados de un determinado país y cada una de las personas que por "condición" se mantiene en la pobreza en ese mismo país. Como alguna vez leí, hay que mirar más allá de los "promedios", éstos suelen esconder lo importante.

Deborah Itriago
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lunes, 1 de diciembre de 2008

Un nombramiento esperanzador en el equipo de Obama

Según publica hoy el diario International Herald Tribune, Barak Obama habría elegido a Susan Rice como la nueva embajadora de EEUU ante la ONU. Aunque este nombramiento es un chasco para quienes esperábamos que Obama diese una oportunidad a la incombustible Samantha Power (profesora de la Kennedy School of Government y una defensora valiente y lúcida de los derechos humanos), parece poco probable que la nueva embajadora vaya a ser menos combativa en este ámbito.


Secretaria Adjunta de Estado para África durante el Gobierno de Bill Clinton, Rice tuvo que vivir el fracaso de la comunidad internacional ante el genocidio de Ruanda, una experiencia que le dejó marcada por vida. Durante los últimos años se ha convertido en una dura detractora de la apatía de EEUU ante la guerra de Darfur, y varias organizaciones -como Save Darfur Coalition- ya han expresado su satisfacción ante un nombramiento que puede volver a colocar los conflictos de África en el mapa de la Casa Blanca.

Gonzalo Fanjul, desde Boston.

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¿Quién se está cargando el clima?

Hoy ha comenzado en Poznan (Polonia) la conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en la que se deben sentar las bases para un futuro acuerdo global sobre el clima que entrará en vigor una vez que llegue a su fin la primera fase del Protocolo de Kyoto.

Oxfam Internacional estará presente todos estos días, hasta el final de la Conferencia el día 12, tratando de poner el foco sobre el impacto en la pobreza, así como para pedir que los acuerdos se basen en principios de equidad. Sobre todo, en el principio de responsabilidades y capacidades diferenciadas -dicho de una forma simple, que los países que son más culpables del problema y que tienen los medios para actuar, lo hagan primero y con mayor intensidad.


Los expertos nos dicen que un calentamiento por encima de 2ºC tendrá consecuencias catastróficas, pero esto sólo se podrá evitar si se trazan objetivos audaces y ambiciosos, y si se comprometen los recursos necesarios para recortar las emisiones de gases de efecto invernadero, sobre todo en los países ricos. En una doble injusticia, las personas más pobres, que son las menos responsables del problema, ya están siendo sin embargo las primero y más afectadas.

En Poznan se decidirán algunas cosas importantes: ¿cuál será la meta de reducción de emisiones? ¿cómo se hará el reparto del esfuerzo entre los países más ricos y los países en desarrollo, que hasta ahora no tienen obligaciones de reducción? ¿qué apoyo van a recibir para ello de los países ricos? ¿cómo se va a dar la transferencia de tecnologías limpias? ¿cuál será un marco futuro para la adaptación al cambio climático?

Todos estos temas se tratan en el informe que hoy mismo se ha presentado en Polonia con el título “Clima, pobreza y justicia”. Si te interesa el tema, pronto estará disponible en nuestro enlace de estudios, y también puedes apuntarte a la campaña, haciendo "corto y cambio" a través de tu acción electrónica.

Son muchos los intereses en juego. Pero por encima de todo, un interés común debería guiar las negociaciones. No se puede fallar ahora en Poznan ni tampoco en Copenhague en 2009, porque retrasar la acción sólo unos pocos años pondría en riesgo la vida de millones de personas vulnerables.

Arantxa Guereña
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La agricultura: pilar básico del desarrollo

Hablar de agricultura supone hablar de una de las actividades productivas más ancestrales de la humanidad, y probablemente por ello suele despertar instintos pasionales entre quienes trabajan afines al sector. Esto - y el peso de un número de votos considerable - explica que en países bien asentados en el bienestar como los de la Unión Europea o los Estados Unidos, la política agraria sea utilizada una y otra vez como instrumento de identidad.

Si nuestros políticos salieran más a menudo de sus fronteras electorales y contemplasen el mundo en toda su extensión, entenderían que efectivamente la producción agraria es vital para la supervivencia humana, pero lo es sobre todo para los países donde la agricultura ocupa a gran parte de la población y del PIB. A falta de otros recursos naturales de alto valor, o de otros sectores productivos competitivos, la agricultura es para muchos países pobres la única alternativa exportadora.


Esto no es nuevo. Desde Intermón Oxfam llevamos años señalando la importancia de alcanzar unas reglas justas en el comercio internacional de productos agrarios (http://www.comercioconjusticia.org/) y, sin embargo, tanto el lamentable fracaso de las negociaciones de la OMC como el aún más lamentable resultado del chequeo de la Política Agraria Comunitaria (PAC) de la UE aprobado por el Parlamento Europeo el pasado 20 de noviembre (http://europa.eu/rapid/pressReleasesAction.do?reference=IP/08/1749&format=HTML&aged=0&language=ES&guiLanguage=en), dan muestra del egoísmo y la hipocresía de nuestros políticos cuando toca revisar este sector. Se habla de una PAC capaz de responder a las señales del mercado, y orientada al medioambiente: la diferencia entre el recorte de ayudas de más de 5.000 euros (un 5%) y el de las ayudas de más de 300.000 euros (tan sólo un 4% adicional) más bien indican todo lo contrario.

Junto con el trabajo que venimos haciendo en materia de comercio, desde Intermón Oxfam apoyamos el desarrollo de campañas nacionales en varios países del Sur para demandar una política agraria que apoye a los pequeños productores, especialmente a las mujeres, y que vaya acompañada de medidas de protección social (http://www.intermonoxfam.org/es/page.asp?id=3386). Confiamos en que con este nuevo frente sea posible colocar la agricultura en el lugar que le corresponde como pilar básico del desarrollo.

Teresa Cavero

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viernes, 28 de noviembre de 2008

Después de Washington, Doha

En su número de este mes de noviembre, el Migration and Development Brief del Banco Mundial incluye algunas previsiones inquietantes acerca del comportamiento de los flujos de remesas hacia los países en desarrollo. El gráfico que muestro a continuación es un buen resumen de la idea principal de este informe:



Para el Banco Mundial, el hecho de que estas previsiones se cumplan -o incluso empeoren notablemente- depende de una serie de factores difíciles de predecir: (1) la envergadura del frenazo económico en los países de la OCDE (muy particularmente en la UE y en los EEUU, que constituyen el origen de dos terceras partes del total de las remesas); (2) la envergadura del frenazo económico en el propio mundo en desarrollo (donde residen cerca de la mitad de todos los emigrantes); (3) el impacto de la caída de los precios del petróleo en los países del Golfo Pérsico (uno de los destinos principales para los emigrantes del sur y este de Asia, así como del Magreb y de Oriente Próximo); y (4) la incertidumbre acerca de la evolución de los tipos de cambio (al fin y al cabo, EEUU es el único país del mundo cuya moneda se fortalece cuando la economía nacional se derrumba).

Para algunos países estas previsiones se están convirtiendo en una peligrosa realidad. Según el Banco de México, sólo entre julio y septiembre las remesas recibidas cayeron un 6,5% con respecto al año anterior. En el caso de España, la caída fue de un 7% en el segundo trimestre de 2008. Esta caída tendrá efectos tangibles para economías tan vulnerables como la de Bolivia, donde 1 de cada 10 dólares de la riqueza nacional depende de las remesas que se envían desde nuestro país.

Pero la nota más inquietante del informe del Banco Mundial aparece casi escondida al final del documento: a pesar de la caída que acabamos de describir, las remesas reforzarán su posición relativa en las economías nacionales del mundo en desarrollo, porque otras fuentes de financiación externa, como la AOD o la inversión extranjera, podrían caer bastante más.

Oxfam Internacional advirtió recientemente de este riesgo, en el informe que hizo público (If not Now, then When) con motivo de la Cumbre del G20 en Washington:

Even before this crisis broke, the majority of rich countries were reneging on their previous commitments to increase aid, which has fallen for the second year in a row. Shamefully, Italy and France were leading the pack, agreeing tiny budget increases (France) or significant decreases (Italy), despite reiterating their promise to radically increase aid just two months before, in July at the Japanese G8 meeting. Italy has the chair of the G8 in 2009, yet Prime Minister Berlusconi is intent on slashing aid in the face of widespread criticism.

There is a risk with recession at home in rich countries, that cutting aid budgets becomes a politically totemic issue, where politicians cut aid to show their commitment to domestic woes.
Mensaje de todo esto: la Cumbre sobre Financiación del Desarrollo que tendrá lugar en Doha a partir de mañana es mucho más relevante que la columna de página par en la que parece haber quedado relegada.


Gonzalo Fanjul, desde Boston

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miércoles, 26 de noviembre de 2008

Nuevas ideas para nuevos tiempos

John Thornhill, editor para Europa del Financial Times, dice en su columna de ayer (Europe’s socialists should look to Obama):

In the 85 legislative elections in Europe over the past decade the political right has won 52.4 per cent of the vote, with the left accounting for 44.5 per cent. In 2007 the right was in power in 16 of the European Union’s 27 member states. While many socialist leaders floundered to rethink their economic strategy, they channelled their radicalism into socio-cultural reforms. Student leaders of the 1968 generation who often emerged to run these parties championed issues such as gender equality, gay marriage and environmentalism.


Valid though these campaigns may have been, they were not the main focus of most working-class male voters who provided the bedrock of socialist parties during the 20th century. But these voters’ core concern – preserving their jobs and income – presented socialist parties with a big strategic conundrum. Should socialist parties be about defending the jobs and privileges of “insiders” in the workplace, particularly in the public sector? Or should they be about opening up opportunities for the “outsiders”, very often immigrants, part-time workers and women?

La pregunta no puede ser más relevante. De hecho, creo que su importancia va mucho más allá de los partidos políticos: ¿existe un modelo sindical que proteja, por ejemplo, los derechos de las empleadas del hogar inmigrantes? ¿podemos las ONG sostener una distinción cada vez más artificial entre la pobreza de 'dentro' y la pobreza de 'fuera'?

Los ámbitos de interés público en los que estas fronteras se han difuminado son cada vez más numerosos: inmigración, cambio climático o seguridad son sólo tres ejemplos. Cada uno de ellos exige medidas que contemplen los intereses ajenos, porque sólo de este modo se podrán atender adecuadamente los propios.

Y eso nos devuelve a la pregunta original: ¿tenemos los líderes que necesitamos?

Gonzalo Fanjul, desde Boston

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martes, 25 de noviembre de 2008

¿Gana el desarrollo con el nuevo equipo económico de Obama?

Nancy Birsdall, directora del Center for Global Development, piensa que sí. Esto es parte de una entrada en su blog de ayer:

We at CGD warmly welcome president-elect Barack Obama's appointments of Timothy Geithner as Secretary of Treasury and Lawrence Summers to head the National Economic Council. Both are members of the CGD Board of Directors. It reflects the fact that both are tremendously knowledgeable about the problems and challenges faced by the world's poor and are committed to policies to help address those problems -- both in the interests of the poor in the developing world and of the United States itself. That can only be a good thing at a time when the U.S. economy hangs by a thread -- and the thread is sustained and inclusive of growth in developing and emerging market economies such as China, India, and Brazil.


Veremos. Lo primero que habrá que preguntarse es cuánta atención pueden prestar a cualquier asunto que no sea la calamitosa economía americana. Geithner y Summers serán los primeros en poner dificultades al compromiso electoral de doblar la ayuda estadounidense al desarrollo, por ejemplo.

Pero no todo depende del presupuesto. Otros asuntos fundamentales, como la reforma de la arquitectura financiera internacional, necesitarán de la independencia de criterio que ofrece alguien como Larry Summers, y eso es algo que importa mucho al mundo en desarrollo. Y, según Birsdall, también podríamos esperar sorpresas en materia de política migratoria.

Demasiado bueno para creerlo.

Gonzalo Fanjul, desde Boston

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Más sobre la reforma de la PAC

Nota de Europa Press acerca del Consejo de Ministros de Agricultura de la UE:

El secretario de Estado de Medio Rural y Agua, Josep Puxeu, destacó hoy que la revisión de la Política Agrícola Común (PAC) aprobada el pasado jueves en el Consejo de Ministros de Agricultura de la Unión Europea se ha acometido desde una "extrema prudencia", con el objetivo de "legitimar más y consolidar" esta política, sin entrar en un proceso de "incertidumbre o desmantelamiento".

En otras palabras, vuelta a la casilla cero. El enésimo Día de la Marmota en el que los gobiernos europeos convierten la fanfarria de la reforma de la PAC en más de lo mismo.


Con las medidas aprobadas en el llamado Health Check Europa insiste en unas políticas injustas e ineficaces, que no resuelven el gran dilema de la PAC: Ni mercado (porque sólo la Comisión Europea es capaz de tragarse que un sector protegido con cerca de 50.000 millones de euros anuales es un sector 'atento a las señales del mercado'), ni medio rural (porque se perpetúa un modelo que castiga a las explotaciones familiares y a quienes sostienen la economía rural).

Lo verdaderamente extraordinario es que esto esté durando tanto tiempo. La única explicación es la falta de transparencia que ha rodeado a la PAC durante décadas. Los Gobiernos europeos (España entre ellos) se han negado a publicar información que era de estricto interés público, secuestrando un debate que necesitamos desde hace años.

Afortunadamente, esto está cambiando gracias al liderazgo de algunos países (como Dinamarca, Holanda o Austria) y al empeño de la sociedad civil. La iniciativa Farmsubsidy.org cuelga en su página regularmente toda la información disponible acerca de las ayudas agrarias, y permite acceder a ella de forma rápida y eficaz (prueba a buscar el nombre de un individuo o una compañía en su base de datos). Si todo va bien, lograrán la misma transparencia que ya se ha logrado en los EEUU, donde el Environmental Working Group (financiado, entre otros, por Oxfam) informa el debate público con su espléndida base de datos.

Gonzalo Fanjul, desde Boston

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domingo, 23 de noviembre de 2008

Europa afronta con coraje la reforma de su política agraria

Los ministros de agricultura de la UE han decidido poner coto al injusto reparto de los subsidios agrarios: a partir de 2012 los grandes terratenientes verán reducidas sus ayudas... un 5%.

Ahí queda eso.

Quedamos a la espera de que se ocupen del 95% restante. Mientras tanto, nos reconforta saber que las nuevas ayudas están amparadas por las mismas reglas de la OMC que la UE se encargó de redactar. No es difícil imaginar el alivio que estas declaraciones habrán provocado en el mundo en desarrollo.

(Va a hacer falta algo más que Obama para reencarrilar las desgraciadas negociaciones de la Ronda de Doha).

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viernes, 21 de noviembre de 2008

150 años después, la revancha

Me he topado hace poco con estos tres mapas que cuentan una interesante historia. El primero de ellos refleja, por condados y sobre un mapa parcial de EEUU, el voto demócrata (azul) y el republicano (rojo) en las elecciones de este pasado noviembre. El segundo es una distribución de las zonas de producción de algodón en los EEUU a mediados del siglo XIX.



Lo curioso de este asunto es que, como muestra este tercer mapa superpuesto, existe una correlación notable entre ambas imágenes. De hecho, sus autores explican porqué: las zonas de producción de algodón fueron pobladas en su momento por numerosos grupos de esclavos negros, muchos de los cuáles permanecieron en esas regiones. Los descendientes de esos esclavos son los que han contribuido ahora a la elección del primer presidente negro de los EEUU: From pickin´cotton to pickin´votes, reza el ilustrativo título de esta página.


Al ver estos mapas recordaba el espléndido libro de Adam Hochschild, Enterrad las cadenas, en el que relata el movimiento internacional que provocó la abolición de la esclavitud hace casi dos siglos. Escrito casi como una novela, este libro describe lo que en la práctica constituye la primera gran campaña internacional de la sociedad civil. No deja de ser irónico que la elección de Obama nos devuelva ahora a este viejo asunto.

(Hochschild ha escrito otras cosas interesantes, alguna sobre África. Pero ninguna como El fantasma del Rey Leopoldo, que cuenta la fascinante historia de la primera y única colonia que ha sido propiedad privada de un individuo. No dejes de leerlo).

Gonzalo Fanjul, desde Boston.

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El milagro “low cost”, o como consumir más en tiempos de crisis

No por ser un tópico, deja de ser cierto que tras cada crisis se esconde una oportunidad. Y en esta crisis económica algunos quisimos ver la oportunidad de repensar nuestro patrón de consumo desmedido, de preguntarnos si realmente necesitamos todo aquello de lo que nos hemos rodeado, de buscar un rumbo algo más racional que no siga poniendo en riesgo nuestro planeta y arrastrándonos hacia un mundo cada día más desigual.

Pero con propuestas como las que nos hacen desde el artículo "Low cost: la revolución que vino del cielo” del suplemento de El País del pasado domingo, se nos induce a todo lo contrario. Señoras y señores, ustedes sigan consumiendo, pero busquen lo más barato: el milagro "low cost" ha llegado para ayudarles. Incluso llega a decirnos que estamos ante una “revolución muy democrática, pues se puede comprar más que nunca".


Y para ser de más ayuda nos dan unos cuantos ejemplos. Por qué no, podemos tomar un vuelo barato, comer en Roma el día de Nochevieja y estar a tiempo de vuelta en casa para tomar las uvas. O comprar una camiseta por menos de un euro (confeccionada en Bangladesh). O conseguir un vuelo por sólo ocho euros. ¿Tiene esto algún sentido? ¿Qué costes ambientales y sociales se ocultan detrás de estos precios?

Cada día, los derechos humanos y laborales se pisotean en muchos lugares para producir lo que compramos a precios de risa. La lucha contra el calentamiento global es más urgente que nunca, y en el sector de la aviación las emisiones de gases de efecto invernadero crecen más rápido que en cualquier otro.

Como consumidores privilegiados con oportunidad de escoger tenemos un gran poder, y también una gran parte de responsabilidad. Tratar de racionalizar nuestro consumo será bueno para nuestro bolsillo y también para el equilibrio del planeta. El objetivo no debería ser, en ningún caso, "comprar más que nunca".

Pues de poco servirá salir de esta crisis económica si nos olvidamos de otras crisis humanas y ambientales de consecuencias probablemente mucho más graves.

Arantxa Guereña

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jueves, 20 de noviembre de 2008

Monos, bosques y crecimiento económico

Varios investigadores del Center for International Development (CID) de la Universidad de Harvard -liderados por Ricardo Hausmann- están desarrollando una fascinante derivación de las teorías que vinculan el comercio con el crecimiento económico.

Su punto de partida parece casi una obviedad: lo que exportas, cuenta. Dicho de otro modo, los países de riqueza menor se irán acercando a los países más desarrollados si producen y exportan lo mismo que éstos. La sofisticación de las exportaciones actúa entonces como un generador de innovación, capacidades e inversión, que acaban arrastrando al conjunto de la economía hacia espacios más rentables del mercado.

Para ilustrar su tesis, los economistas del CID han colaborado con un físico, César Hidalgo, que ha elaborado para ellos el mapa del 'espacio productivo'. Este mapa muestra la distribución de los diferentes sectores productivos de acuerdo a las capacidades que requiere cada uno de ellos. De este modo es posible ubicar las empresas de un país en el mapa y determinar si las capacidades con las que cuentan les permitirían ir trasladándose hacia zonas más rentables del mapa.



Ésta es Bolivia, por ejemplo, en el año 2000 (más abajo indico dónde encontrar mapas de excelente calidad):




En su analogía, Hausmann utiliza la figura de los 'monos' para hablar de las empresas de un determinado país, y de 'árboles' para denominar a las industrias del espacio productivo. Los monos están señalados con cuadrados (más o menos grandes dependiendo de su importancia relativa en la economía nacional) y las industrias con círculos (que son más oscuros cuanto más rentables). Si miramos el mapa de arriba, los monos de Bolivia se encuentran concentrados en pocas y remotas regiones del mapa (hidrocarburos y textiles, fundamentalmente), por lo que tienen pocas posibilidades de 'saltar' a otros árboles más rentables. Esto significa que sus capacidades no son muy útiles para producir lo que producen los países más ricos.

De ser ciertas, las ideas de Hausmann y sus colegas suponen un refinamiento de la teoría clásica del comercio y de las recetas económicas que se han aplicado como una plantilla durante los últimos treinta años: en primer lugar, y a riesgo de disgustar a Adam Smith, un país no debe especializarse en lo que hace bien, sino en lo que hacen bien aquellos a los que las cosas les han ido mucho mejor. Segundo, el desarrollo de las capacidades que permitirán exportar productos más sofisticados difícilmente caerá del cielo; es imprescindible contar con una política industrial pública que sea activa e inteligente.

Y tercero: no hay recetas. Lo que es bueno para un país puede resultar letal para otro, porque sus capacidades están condicionadas por variables tecnológicas, geográficas y humanas que varían de un caso a otro. Yo encontré el caso de las industrias de textiles y las de confecciones particularmente ilustrativo. De acuerdo con este enfoque, y en contra de lo que podríamos intuir, las 'capacidades' que son necesarias para producir telas son muy diferentes de las que hacen falta para la industria de la confección (y así está señalado en el mapa), y sería un error empeñarse en que una venga necesariamente después de la otra.

Este resumen de un puñado de párrafos difícilmente hace justicia al fascinante trabajo de los economistas del CID. Si te interesa, puedes encontrar todos los materiales en su página web, además de una relación amplia de mapas por país (y año) en la página creada por César Hidalgo. Esta página también incluye una explicación pormenorizada de los mapas, que permite al lector jugar con ellos observando los detalles y analizando la evolución de cada país.

Gonzalo Fanjul, desde Boston
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martes, 18 de noviembre de 2008

Países pobres (y vulnerables)

Desde la perspectiva de los países pobres, describir la evolución de la economía durante los últimos dos años es hablar de shocks y de vulnerabilidad.

Para muchas economías de África, Asia y América Latina, la montaña rusa en la que se ha convertido la economía internacional tiene consecuencias que van mucho más allá de las estadísticas. La combinación de economías dependientes (de la ayuda, de la importación de alimentos, de la exportación de un puñado de materias primas) y ausencia de redes de seguridad (bolsas sociales, programas de desempleo, ayuda alimentaria, sostenimiento de precios) supone a menudo un shock que determina durante años la vida de una familia.

A la inestabilidad financiera y comercial se ha unido el fenómeno del calentamiento global, que ha disparado el número de inundaciones, huracanes y tifones, casi siempre en regiones en desarrollo.


La vulnerabilidad (de las familias y de los países) se ha convertido en uno de los grandes temas de debate en las políticas de desarrollo. Y, como en otros casos, las soluciones que se han puesto sobre la mesa apuntan en la dirección contraria a la que hemos ido los últimos treinta años, en donde se ha debilitado el papel del Estado como regulador y proveedor de garantías sociales.

La buena noticia es que todo apunta a un cambio de tendencia, en el que reconsideraremos algunos de los errores pasados. Si te interesa este asunto, te sugiero tres pistas interesantes:
  • El capítulo 4 de De la pobreza al poder, de nuestro colega Duncan Green, hace un repaso bien informado de los principales dilemas que plantea el riesgo y la vulnerabilidad en los países pobres. En esta página también encontrarás referencias a otros materiales interesantes.
  • Para conocer el papel del cambio climático en este debate, no dejes de consultar el Informe sobre Desarrollo Humano 2007-08, editado por el PNUD. Merece la pena leer el espléndido resumen, pero encontrarás más detalles en el capítulo 2.
  • El Center Global Development (un think-tank provocativo y recomendable) acaba de publicar un pequeño trabajo en el que analiza el papel que podrían jugar en este asunto los Bancos Multilaterales de Desarrollo, aportando las garantías que no siempre pueden pfrecer los propios Estados. Algo técnico, pero ilustrativo y realista.


Gonzalo Fanjul, desde Boston
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lunes, 17 de noviembre de 2008

Se trataba de enviar soldados a África, ¿no?

Mientras el alto el fuego en la guerra del Congo pende de un hilo y Naciones Unidas pide de forma desesperada un refuerzo de las tropas de interposición, el Gobierno de España se plantea enviar efectivos... a África occidental. Y es que estamos muy preocupados por el terrorismo, la inmigración ilegal y el tráfico de drogas, y cualquier esfuerzo es poco para combatirlos.

De los 17.000 efectivos militares de la ONU en el Congo, España aporta dos (2) observadores militares.

Sr. Presidente: ¿dónde quedó la responsabilidad de proteger a otros?

Gonzalo Fanjul, desde Boston Leer más...

jueves, 13 de noviembre de 2008

Washington, Congo y las lecciones aprendidas

Mientras el mundo entero está pendiente del cataclismo financiero y de la cumbre que tendrá lugar en Washington dentro de pocos días, la región africana de los Grandes Lagos se asoma al precipio de una nueva tragedia humanitaria.

El eterno conflicto del este del Congo, en el que milicias tutsis y hutus se enfrentan a costa de la población civil, amenaza con convertirse (si no lo era ya) en una guerra de proporciones internacionales. Pocos cuestionan ya la permanente injerencia de Ruanda en el Congo, en un tira y afloja que dura desde mediados de los 90. Parapetado por la imagen que ha conseguido construirse en el mundo anglosajón, Paul Kagame justifica estas injerencias en la persecución de los responsables del genocidio de 1994, muchos de los cuáles siguen en activo.


Es muy posible que así sea, pero nada justifica las atrocidades de las milicias amparadas por Kigali, y el riesgo que este conflicto comporta para la estabilidad regional. Como ha denunciado Oxfam recientemente, ambos bandos practican el pillaje, la violación y los asesinatos indiscrimados, provocando el desplazamiento masivo de una población simplemente aterrorizada.

¿Realmente la comunidad internacional es incapaz de atender dos crisis al mismo tiempo? ¿Estamos dispuestos a aceptar el financiamiento masivo de algunas de las instituciones más ricas del planeta mientras nos negamos a cumplir con nuestra responsabilidad de proteger a la población civil africana? ¿No hemos aprendido nada de la indolencia internacional que permitió el genocidio en Ruanda?

Gonzalo Fanjul, desde Boston
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La famosa crisis y su desconocido lado oscuro

Según las noticias de esta última semana, la ayuda al desarrollo se podría reducir en un 30% debido a la crisis financiera. No es una noticia nueva y las alarmas ya han saltado en todos los ámbitos, los países del sur, las ONG y las instituciones multilaterales se han hecho eco de ella y se empiezan a plantear soluciones. Sin embargo, veremos si esta onda expansiva llega a la reunión del G20. Queda la esperanzan de que la presencia de países como India, Sudáfrica o Brasil- aunque sin olvidar a Estados Unidos donde 1 de cada 8 habitantes viven en la pobreza- puedan ser la memoria viva de los dos tercios de la población mundial que viven en la pobreza.

La crisis financiera plantea tantos retos mundiales que parece difícil que ni un batallón de Obamas pudiese resolverlos. El primero es la citada reducción de la ayuda al desarrollo. ¿Cómo van a sobrevivir agencias de Naciones Unidas que dependen hasta en un 70% de estos fondos? ¿Qué implicaciones tendrá para órganos como UNICEF o el Programa Mundial de Alimentos? La situación de partida es ya precaria. Por dar algunos ejemplos, en Burundi el 46% de la población se encuentra en situación de malnutrición crónica, en Etiopía 6.4 millones están en situación de inseguridad alimentaria, en Afganistán esta cifra asciende al 35% y en Haití, tras dos huracanes, este número ha aumentado en un 20% en el último mes. ¿Qué capacidad de respuesta a la crisis van a tener estos países cuando más de un cuarto de su población no tiene ni para comer?


Otro de los grandes retos es la reformulación a la que se va a tener que someter el sistema internacional. A pesar de que es obvio que este sistema ha dejado de ser eficiente, los intereses creados están tan arraigados que el cambio no va a ser nada fácil y no va a gustar a quienes acostumbraban a estar en el poder. El mundo está cada vez más interconectado e interrelacionado, por lo que ya no es lógico que los mismos ocho sigan tomando las decisiones. Además, esta nueva organización debe poder hacer frente a los problemas globales actuales: la pobreza, el cambio climático, y la crisis de los alimentos y la energía.

A pesar de que el mundo es consciente de los peligros y las amenazas que trae consigo esta crisis, el impacto que va a tener sobre los países en desarrollo es impredecible dado que no hay precedente histórico. Lo que sí que parece claro es que esta crisis va a ser el punto de inflexión para muchas personas (quienes caigan bajo el umbral de la pobreza) y para muchos países (quienes retrocedan en el cumplimiento de los Objetivos del Milenio).

No va haber ámbito económico, político o social que no se vaya a ver afectado por esta nueva situación. Los derechos humanos no van a ser menos y el riesgo de que incremente el número de violaciones es mayor. Los derechos económicos y sociales (como la vivienda, la educación o la sanidad) van a sufrir tal presión que será difícil que muchos países puedan satisfacerlos. Las tensiones sociales derivadas de esta situación pueden aumentar ante la amenaza de que se restrinjan las libertades civiles. Al tiempo que las economías caen y los países tienen que apretarse el cinturón, los desplazados y los refugiados, siendo sectores especialmente vulnerables, pueden sufrir una mayor desprotección. Aquellos países denominados “estados frágiles” se pueden ver aún más debilitados por esta crisis provocando con ello la vuelta a la inestabilidad y a la violencia.

En su próxima reunión, el G20 debe evitar la miopía política y las estrategias unilaterales. En un momento de crisis global, las soluciones deben ser globales y no se puede permitir que se reduzcan al ámbito financiero. No olvidemos que esto no es sólo una cuestión de dinero. Estamos en un momento histórico que puede marcar el punto de inflexión para los que viven en la pobreza, los que sufren un conflicto, los que han tenido que huir de su país o los que no pueden disfrutar de sus derechos que son realmente la mayoría de la población mundial.

Paula San Pedro
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miércoles, 12 de noviembre de 2008

¿Hay alguna oportunidad en la crisis?

Me pregunto cuántas sorpresas políticas nos va a deparar la crisis económica. Para muchos, éste es el momento de dar marcha atrás, apretarse el cinturón y olvidar cualquiera aventura social que sugiera un incremento del gasto.

Pero podría ser también que algunos países decidan hacer de la necesidad, virtud. ¿Podemos encontrar mejores argumentos para el cambio que el agujero en el que este sistema nos ha colocado? ¿Podemos aprovechar la convulsión económica para provocar la convulsión política que evite males mayores en el futuro?


Tres propuestas: uno, flexibilizar las fronteras para que los emigrantes puedan retornar a sus países en espera de tiempos mejores. Dos, culminar la batería de reformas sociales (como la Ley de Dependencia en España o el seguro de salud en EEUU) que reducirían la vulnerabilidad de los más débiles frente a los ciclos económicos. Y tres, completar la Ronda del Desarrollo de Doha, evitando las mismas tentaciones proteccionistas que magnificaron la crisis del 29.

Gonzalo Fanjul, desde Boston

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martes, 11 de noviembre de 2008

Recordando a Galbraith

Si hay alguien al que la victoria de Obama hubiese hecho más féliz que a ningun otro, ése es John K. Galbraith. El viejo economista canadiense acompañó durante sus más de cien años la evolución del Partido Demócrata estadounidense, siempre en el margen izquierdo: comenzó su carrera colaborando con el New Deal de Roosevelt; amigo y consejero de Kennedy, fue su embajador en la India durante varios años; como tantos otros, apoyó las reformas económicas de Johnson, pero se acabó enfrentando a él por la guerra de Vietnam; colaboró en la nominación de McGovern y con su demoledora crítica del Reaganomics apoyó decididamente la elección de Bill Clinton.

Durante todo este tiempo, Galbraith se fue imponiendo como uno de los referentes económicos del país. Profesor en Harvard, y uno de los ensayistas más brillantes de su época, escribió más de treinta libros en defensa de una economía justa y humana. Algunos, como El crack del 29 o Breve historia de la euforia financiera son reeditados de forma periódica para recordarnos que "en este momento los mercados se dotan de mucha más liquidez financiera que inteligencia para gestionarla". Otros, como The Affluent Society o The Good Society, abordaron el reto de transformar nuestras sociedades y acabar con la desigualdad y la pobreza.

Puedes encontrar una descripción completa de su vida y su obra en la excelente biografía que escribió Richard Parker, profesor de la John F. Kennedy School of Government. En la web de este libro encontrarás también numerosos archivos sonoros y visuales de Galbraith.

Lo curioso de este asunto -me recordaba hace unos días mi profesor de historia, Alexander Keyssar- es que Galbraith no sería considerado hoy un verdadero economista. En la era de las regresiones y los modelos econométricos, el análisis económico de Galbraith, accesible, didáctico y político, es considerado un ejercicio superficial.

Personalmente, prefiero pensar en la economía como una herramienta al servicio del debate y el interés público, y no como una simplificación númerica y parcial de la realidad. Dicho de otro modo, me quedo con el hombre que, describiendo la crisis del 29, dijo: "Es aquí donde reside el problema del capitalismo (...): qué hace que quienes saben que las cosas están yendo mal proclamen sin embargo que todo va muy bien". ¿Te suena?

Gonzalo Fanjul, desde Boston
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lunes, 10 de noviembre de 2008

Franklin Delano Obama

Éste es el sugerente título con el que Paul Krugman analiza en el New York Times de hoy las expectativas a las que debe hacer frente el nuevo Presidente Obama: "De repente, todo lo antiguo se convierte de nuevo en New Deal. Reagan fuera; F.D.R. [F. D. Roosevelt] dentro."

El New Deal de Roosevelt, como la Gran Sociedad de Johnson treinta años después, redefinieron el modo de entender las políticas públicas y el papel del Estado en el bienestar común. Roosevelt se enfrentó a un país deprimido con el primer gran experimento keynesiano del siglo XX. Las refomas del New Deal dieron lugar a leyes e instituciones regulatorias que transformaron el Estado: infraestructuras públicas (incluyendo un ambicioso programa de vivienda social), protección de los pequeños agricultores o garantías para el pequeño inversor y propietario. Muchas de sus reformas fueron declaradas inconstitucionales en un primer momento, pero los cambios en el Tribunal Supremo permitieron sacarlas adelante poco tiempo después.

Lyndon B. Johnson pronunció en 1964 su celebre discurso sobre la Gran Sociedad: una sociedad que no es capaz de ocuparse de los más débiles no merece ser llamada por ese nombre. Johnson -al que la Historia desgraciadamente recordará por comenzar la guerra de Vietnam- continúo el trabajo que Roosevelt había empezado y Kennedy había soñado. Bajo su presidencia, por ejemplo, se pusieron en marcha los dos programas federales de salud que hoy siguen vigentes (Medicare y Medicaid). También se aprobó la Economic Opportunity Act, que mejoró la igualdad de oportunidades en el acceso a la educación.

Obama no se enfrenta a retos menores. Más de un millón de estadounidenses han perdido ya su vivienda como consecuencia de la crisis hipotecaria; 46 millones carecen de un seguro de salud que les garantice asistencia más allá de la unidad de emergencias; doce millones de inmigrantes irregulares recuerdan el fracaso de las políticas de inmigración de los últimos veinte años. La lista es tan extensa como abrumadora.

Con la excepción de la guerra de Irak y el nuevo Protocolo de Kyoto, las prioridades de la nueva Administración serán casi completamente internas. Tengamos paciencia. Si Obama es realmente un nuevo Roosevelt estamos ante la oportunidad de cambiar el modelo de desarrollo que se ha impuesto a los países pobres durante más de tres décadas.

Gonzalo Fanjul, desde Boston
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sábado, 8 de noviembre de 2008

España en la cumbre de Washington

España ha peleado como pocas veces por hacerse con un sitio en la cumbre financiera de Estados Unidos, que tendrá lugar a finales de este mes. Bienvenidos sean los esfuerzos por figurar a la altura de nuestra cuenta corriente.

El problema es que ahora el Gobierno se va a ver obligado a decir algo, y hasta este momento no ha dado muchas pistas. Otros países, como el Reino Unido o Francia, acudirán a Washington con una propuesta para reformar el sistema financiero internacional y las instituciones que lo regulan. Gordon Brown ya ha dejado claro que no espera menos que una refundación del sistema Bretton Woods.

¿Qué tiene que decir España?

Gonzalo Fanjul, desde Boston. Leer más...

domingo, 2 de noviembre de 2008

Un nuevo actor entre nosotros

Esta noche mientras regresaba a casa en autobús por la Avenida de la Albufera, vía principal del barrio madrileño de Vallecas, he visto el cartel amarillo de un nuevo comercio. Se trata de la segunda “Oficina de Representación” que el Banco Pichincha ecuatoriano abre en España. La otra se encuentra en el también popular barrio madrileño de Carabanchel. Le seguirán otras en Murcia, Barcelona...

Si alguna conclusión he podido sacar en claro de los momentos de crisis que estamos viviendo es que poco de lo que antes parecía estable, perpetuo o inamovible, realmente lo es. No será gran cosa, pero al menos espero que me sirva para estar más “ojo avizor” de ahora en adelante.

Recuerdo que fue hace no más de 3 años cuando resultó innovadora y llamativa la apertura de sucursales orientadas a los inmigrantes por parte de bancos españoles tradicionales. Inconscientemente pensé que con eso se agotaba el tipo de respuesta comercial del sector bancario al fenómeno de la inmigración.

A estas alturas yo ya pensaba que la capacidad de sorpresa del fenómeno globalizador había entrado, al menos en el corto plazo, en su fase de “rendimientos decrecientes” y que no se divisaba en el horizonte ninguna novedad a destacar. Por eso el cartel amarillo del nuevo establecimiento me ha sorprendido. Y gratamente, debo de admitir. El Sur en el Norte...

El hecho de que en el escenario español de las finanzas en general y del manejo del dinero de los inmigrantes en particular aparezca este “nuevo actor” – el “nuevo banco” tiene más de un siglo de historia en Ecuador- me parece, de primeras, una buena noticia. ¿Un indicio, quizá, de creciente autonomía del Sur? Es posible que al conocer más de cerca las vicisitudes de sus compatriotas migrantes se “solidaricen empresarialmente” con su causa. Ojalá. Es posible también que por el efecto mágico de la competencia, el resto de bancos tradicionales se vean en la necesidad de asimilar ese trato en lo relativo al envío de remesas, al traslado de hipotecas, a la concesión de créditos… Ojalá también.

Puede que últimamente se baile menos chotis en La Latina y que “los camareros en Madrid ya no sean como los de antes”, pero yo me he alegrado mucho de ver el nuevo cartel amarillo en la Avenida de la Albufera.

Javi Pérez
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lunes, 22 de septiembre de 2008

George Monbiot o el verbo afilado

De vez en cuando tenemos la suerte de toparnos con libros, películas o canciones que logran movernos por dentro y despiertan en nosotros una energía especial. Al acabar de leerlo, verlo, o escucharlo el cuerpo nos pide marcha: cruzarse el mundo en bicicleta, escribirle por fin una carta a esa chica del instituto o ponerse en pie y rebelarse contra las injusticias… Yo lo achaco a que son capaces de tratar los grandes temas de manera sencilla, directa y original. Aún más de vez en cuando hay artículos en la prensa que también merecen ser elevados a esa categoría.
Hace unos días el periodista inglés George Monbiot publicó dos artículos consecutivos en The Guardian. En ellos, Monbiot aprovecha el tema de los acuerdos comerciales (EPAs) que la Unión Europea está negociando con los países de África, Caribe y Pacífico (ACP) para hablar, en definitiva, de las injustas relaciones Norte-Sur y de la pobreza y la miseria que estas provocan.

Sin faltar a la verdad Monbiot se permite simplificar algunos mensajes con el loable fin de hacer asequibles al público general temas graves y complicados. Temas en los que Oxfam lleva trabajando ya muchos años.
Nos cuenta Monbiot, por ejemplo, cuánto se parece la actitud de la UE en estas negociaciones al espíritu que regía las relaciones entre las colonias europeas y sus colonias en el siglo XXI.
También cuenta que en caso de que las negociaciones prosperen en los términos que se conocen hasta ahora, los países ACP perderán gran parte de la flexibilidad necesaria para poner en marcha políticas orientadas a proteger a sus economías, a reducir la vulnerabilidad de su población y a prevenir crisis como la alimenticia de los últimos meses. La UE, en un ejercicio extraordinario de hipocresía, sigue persiguiendo la rápida liberalización de las economías más pobres cuando ni es ese el camino que sus países emplearon para llegar a donde están ni es lo que ellos están dispuestos a hacer en temas tan sensibles como las subvenciones agrícolas o el movimiento internacional de trabajadores.
Aunque todos estos temas requieren de sesudos estudios para entenderlos en profundidad, no debiera hacer falta mucho más que un par de artículos como éstos para provocar la indignación y el enfado de los europeos contra los gobernantes que nos representan.
En estos días en los que están saliendo a la luz las repercusiones que puede tener para la sociedad en general un modelo económico que no pone límite alguno a las aspiraciones de enriquecimiento rápido de unos pocos, puede ser una buena ocasión para pararnos a hacer el paralelismo con la postura de los países ricos en sus relaciones comerciales con el mundo en desarrollo. ¿A quiénes benefician? ¿Cuáles son sus repercusiones en el largo plazo? ¿Tendrán que disculparse y recular una vez que el daño ya esté hecho...?
No conocía de antes a George Monbiot. Habrá que seguirle la pista. Ojalá fuera más común el encontrarnos con periodistas así: bien informados y diciendo verdades como puños.
Os recomiendo su lectura y os animo a que continuéis el debate en este foro. Estos son los links para acceder a los artículos (en inglés): primer artículo y segundo artículo.

Un saludo,
Javier Pérez
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sábado, 20 de septiembre de 2008

A vueltas con el retorno de los inmigrantes

Después de varios amagos, el Gobierno propuso por fin el viernes una serie de medidas que persiguen el retorno de los inmigrantes a sus países de origen. En esencia, la propuesta consiste en ofrecer el pago acumulado de las prestaciones sociales a las que tiene derecho el inmigrante, a cambio de que éste retorne a su país por un período mínimo de tres años. Parte de ese dinero (40%) lo recibiría al marcharse, y el resto una vez que ya está en su país.

La idea no es idiota. Para muchos inmigrantes, un ‘ahorro’ repentino y acumulado tan sustancioso como el que ofrece el Gobierno (por ejemplo una cantidad total de unos 6.000 a 10.000 euros para empleados técnicos con salarios medios) les permitiría intentarlo de nuevo en sus regiones de origen, o al menos realizar algunas inversiones que garanticen un futuro más tranquilo. Si además resulta que las perspectivas de trabajar en España son ahora mucho menos halagüeñas de lo que eran hace sólo un año, las razones para volver a casa durante un tiempo son aún más poderosas.

Sin embargo, las condiciones que rodean este pago amenazan con convertirlo en uno de los mayores fiascos de la política de inmigración del Gobierno socialista. Es perfectamente evidente que el propósito de la medida no es más que sacar de España cuanto antes al mayor número posible de gente, y dejarlos fuera durante un tiempo indefinido. Por alguna razón que sólo ha sorprendido al Sr. Corbacho, la gran mayoría de los inmigrantes parece haberse dado cuenta de este pequeño detalle, y menos de un 10% de los afectados habría mostrado algún interés en apuntarse a la medida.

Existen algunas buenas razones para rechazar la propuesta: en primer lugar, por mal que vayan las cosas en España, es difícil que una familia inmigrante encuentre mucho más próspero su país de origen. En segundo lugar –y éste es el obstáculo fundamental-, el Gobierno sólo garantiza la fecha de salida, pero no la de retorno; cualquier inmigrante que haya pasado por el infierno económico, burocrático y legal que supone llegar a Europa la primera vez se lo pensará mucho antes de tener que pasar por ello de nuevo. La realidad es que el control obsesivo de las fronteras es malo cuando las cosas van bien (porque la economía se convierte en un imán para la inmigración irregular), pero es igualmente malo cuando las cosas van mal (porque el inmigrante se ve atrapado en un país en el que no puede trabajar).

Tampoco conviene olvidar que en este caso el Gobierno dispara con pólvora ajena: el dinero que ofrece a los inmigrantes es el resultado de las contribuciones que han hecho como trabajadores, y por lo tanto no les pertenece más que ellos.

Los ciclos económicos son capaces de tumbar hasta las mejores intenciones, y sin duda las del primer Gobierno de Rodríguez-Zapatero lo eran. España se puso al frente de una política migratoria más justa e inteligente, ofreciendo al resto de Europa un modo diferente de concebir el control y la integración de los flujos de inmigrantes. Llegó incluso a reconocer en voz baja la necesidad de concebir nuevos modelos migratorios, basados en la idea de ‘circularidad’ y amparados por el esfuerzo común de los países de la UE. Pero la crisis económica ha puesto fin a las ideas y al coraje político que las convierte en realidad. Una lástima.

Desde Boston, Gonzalo Fanjul
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jueves, 4 de septiembre de 2008

El día de la marmota

Ocurrió hace un mes y me pilló en plena mudanza trasatlántica, pero me quedé con las ganas de comentar el penúltimo fiasco de las negociaciones comerciales en la OMC (Organización Mundial del Comercio). Las razones de este fracaso no merecen demasiados comentarios. Es lo que el periodista del FT Alan Beattie denomina ‘el día de la marmota’ en referencia a aquella película de Bill Murray en la que el protagonista se levanta cada mañana en el mismo día: en un ambiente completamente enrarecido por siete años largos de negociaciones, los países ricos presentaron las mismas propuestas mediocres a un mundo en desarrollo que ha cambiado sin que Europa y EEUU parezcan haberse enterado. Es la misma situación que se repite cada dos años desde 2003, y con el mismo resultado. Pero recordé la importancia de este asunto charlando con Mamo Mihretu, uno de los responsables del Ethiopia WTO Project, que se ocupa de impulsar desde el Gobierno etíope la incorporación de este país a la OMC.
Mamo describe un panorama simple, pero demoledor: el fracaso de las negociaciones en la OMC ha retrasado la incorporación de Etiopía a una institución de la que dependen los ingresos de millones de agricultores pobres. Etiopía, como muchos otros pequeños países en desarrollo, se ha visto en la obligación de buscar un acuerdo con la UE en las negociaciones de los EPA (Acuerdos Económicos de Partenariado), en las que Europa impone un trato recíproco a países de capacidades y niveles de desarrollo profundamente diferentes (puedes consultar los detalles de esta situación en el documento de Oxfam Socios o rivales). Escribo estas líneas mientras escucho el discurso de aceptación de John McCain en la convención republicana de Saint Paul. En lo que toca a un futuro comercio con justicia, el panorama es inquietante: a la hora de enfrentarse a los grandes retos globales, la oferta republicana es aterradora. Por ejemplo, la candidata a vicepresidenta, Sarah Palin, ha dejado claro que desconfía de las teorías que responsabilizan al ser humano del cambio climático (y al mono de la evolución, todo sea dicho). Como señala Lluis Bassets en una estupenda entrada en su blog de hoy (Dos tazas), el ‘ticket’ McCain Palin corre el riesgo de sobrepasar por la derecha a Bush en varios de los asuntos principales a los que nos enfrentamos. Pero, francamente, dudo que con Obama las perspectivas de un acuerdo justo en la OMC sean mejores que con McCain. El partido demócrata ha estado tradicionalmente vinculado a los mismos sindicatos que se oponen a un comercio más abierto que desplace lo que queda de la producción industrial a los países en desarrollo (mucho más en período de recesión económica). Por si fuera poco, Obama busca un vuelco en algunos estados rurales del sur tradicionalmente republicanos, pero que cuentan con una importante población afroamericana. Será difícil que alcance la presidencia si sugiere recortar las ayudas a la agricultura o el programa de producción de biodiesel. Al menos podríamos encontrar soluciones imaginativas para dar buen uso a la OMC, como la
propuesta de Stiglitz de utilizar su mecanismo sancionador para castigar las emisiones contaminantes de los EEUU...

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lunes, 1 de septiembre de 2008

Thank you, Mr. President

La cadena estadounidense HBO (conocida en España por series como Los Soprano o The Wire) difundió hace poco el documental ‘Thank you, Mr. President’ en el que relata la vida profesional de Helen Thomas. Esta periodista nacida en 1920, ha cubierto desde la Casa Blanca nada menos que nueve presidencias; todas desde John F. Kennedy hasta George Bush. En un momento de este espléndido documental, Thomas afirma: “Los Presidentes deben ser cuestionados, y deben ser cuestionados a menudo y de forma irreverente” (como muestra, escucha el esclarecedor intercambio de Helen Thomas con el presidente Bush, en donde le cuestiona acerca de la intervención en Irak).

Las incisivas preguntas de Thomas a lo largo de 50 años de profesión no sólo son un monumento a la figura del periodismo independiente y constructivo, sino un reflejo del respeto que sienten los estadounidenses por la figura de sus presidentes. Precisamente porque se respeta la institución, se la somete a un exhaustivo control público y se critica con virulencia la mentira y la mediocridad, algo que está ocurriendo ahora: La gran mayoría de los estadounidenses ha llegado a la conclusión de que George W. Bush desprestigia la presidencia de los EEUU (hoy Bush cuenta con un índice de aprobación menor del que tenía Nixon… el día después de dimitir). La sensación generalizada es que la agenda política está centrada en las cuestiones equivocadas y que el país enfrenta retos que este Gobierno simplemente ha elegido ignorar.

Puedes encontrar una buena fotografía de estos retos en el informe The Measure of America (La medida de América), que analiza por primera vez la situación social y económica de los EEUU desde la perspectiva del Desarrollo Humano. Este trabajo ha sido financiado por Oxfam America y otras tres fundaciones estadounidenses, y promovido por el premio Nóbel Amartya Sen, que escribió el prólogo. El libro describe una desigualdad tan escalofriante como desconocida para muchos de nosotros:

  • En el país con el gasto total en seguros de salud más alto del mundo, un afroamericano estadounidense vive, como promedio, 14 años menos que un habitante de Asia. De hecho, 47 millones de estadounidenses carecen hoy de seguro de salud.
  • El 1 por ciento más rico de los estadounidenses posee un tercio del total de la riqueza nacional (un porcentaje que asciende al 71 por ciento cuando se trata del 10 por ciento más rico). El 60 por ciento más pobre se reparte tan sólo el 4 por ciento de la riqueza.
    Al acabar el cuarto curso de educación primaria, los niños latinos y los afroamericanos están dos años por detrás de los blancos de ingreso alto en conocimientos de lengua y de matemáticas.
  • El informe centra las respuestas en tres grandes ámbitos: acceso universal a la salud, acceso a una educación pública de calidad y medidas para reducir la desigualdad en el gasto y en el ingreso.
La pregunta es, ¿está el país preparado el para el cambio profundo que muchos reclaman? ¿traería Barak Obama ese cambio? Presencié su discurso de aceptación de la candidatura demócrata con mis compañeros de la Kennedy School of Government, y tengo que confesar que es una de los momentos políticos más emocionantes e inspiradores que he vivido nunca. Se podía palpar la emoción y la esperanza que muchos estadounidenses han puesto en este candidato. Veremos. No todos tienen tan claro que las vantajas para el resto del mundo sean tan numerosas como las ventajas que traería para el desarrollo de sus conciudadanos. Es algo que podemos discutir la próxima ocasión.

Desde Boston, Gonzalo Fanjul.
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miércoles, 16 de julio de 2008

Biocombustibles: ¿un remedio peor que la enfermedad?

Hoy dice el Gobierno español que son las petroleras quienes están detrás de la campaña contra los biocombustibles, y que piensa seguir adelante con las metas fijadas. Poco importa que el Parlamento Europeo, Gran Bretaña, Holanda, Francia y Alemania hayan echado ya el freno, que países como Indonesia, uno de los que ya han sufrido las consecuencias, pidan que las tierras cultivables se destinen a producir alimentos. Poco importan los informes que aseguran que, a excepción del etanol a partir de caña de azúcar, la mayoría de los biocombustibles resultan en emisiones netas de CO2, es decir, más bien agravan el problema. Y tampoco importa mucho que se cuenten entre las causas de la disparada subida en el precio de los alimentos (aunque difieren en las cifras, informes como los del FMI, el IFPRI y la OCDE coiciden en que existe una relación causal directa).

Tampoco importa que la meta en cuestión - sustituir un 10% de los carburantes por biocombustibles para el 2020- se adoptase en el 2003, en un contexto de supuesta abundancia de alimentos (eso sí, no accesibles para todos), incremento de las tierras agrícolas "ociosas", un sector rural necesitado de estímulos y la creencia de que los biocombustibles podrían reducir la amenaza del cambio climático.

Hoy las circunstancias han cambiado radicalmente, pero a nuestro gobierno parece no importarle. Las evidencias más que suficientes de un impacto negativo de las políticas actuales de fomento a los biocombustibles deberían llamar al "principio precautorio", ya aplicado anteriormente en acuerdos internacionales sobre protección de la biodiversidad. Dicho principio recomienda que“cuando haya amenazas de daños serios o irreversibles, la falta de plena certeza científica no debe usarse como razón para postponer medidas efectivas que eviten la degradación ambiental”.

Existen otras formas de solucionar el problema energético de manera más eficiente y mucho menos arriesgada, como las medidas de ahorro y eficiencia energética, que pueden reducir hasta en un 30% el consumo actual de combustibles. También se requiere invertir más en desarrollar los biocombustibles llamados de "segunda generación" (a partir de residuos o materias primas no alimentarias) y establecer estándares más exigentes en cuanto a la reducción real de emisiones o los efectos del cambio de uso de la tierra debido al cultivo de biocombustibles.

Cuando por tratar de solucionar un problema se generan otros, deberíamos ser lo suficientemente cautelosos como para cambiar de estrategia. Otros ya lo están haciendo, esperemos que España rectifique a tiempo.

Arantxa Guereña
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lunes, 7 de julio de 2008

Lampedusa en el G8

'Viñeta en The Economist' El primer mensaje de la editorial del Economist de esta semana no puede ser más cierto: “las instituciones globales son un desorden anticuado” (traducción propia), necesitan reformarse, están empantanadas y se están mostrando ineficaces ante los problemas globales: el hambre, los desastres humanitarios, el cambio climático. Su segundo mensaje no puede ser más errático: la reforma pasa por incluir en los Clubes de los viejos ricos (el G8, en Banco Mundial, el Consejo de Seguridad) a los nuevos ricos (China, India, Brasil, España). "Eso significaría reconocer cuánto ha modificado la economía el orden mundial. Las economías emergentes aportan hoy más de la mitad del crecimiento global. A las más poderosas de entre ellas se les debe dar más voz en las instituciones internacionales” (traducción propia). Así que, de cara al futuro, ¿el criterio seguiría siendo que decidan los más ricos?, ¿“Todo debe cambiar para que todo siga igual”, que diría el Gattopardo? Bonita manera de perpetuar un sistema de gobierno global donde mandan más los que más tienen.

¿Por qué la máxima democrática de una persona/un voto, válida a niveles nacional y subnacional, se convierte sin más en un dólar/un voto al saltar al nivel global? Poco o nada van a cambiar así las instituciones internacionales en los próximos años. Es de esperar que el Secretario General de Naciones Unidas, el surcoreano Ban Ki-moon, no comparta este punto de mira y que la razón de su desaparición en combate en los últimos y agitados meses sea la elaboración de una propuesta de reforma de las instituciones globales donde primen los criterios democráticos y no los monetarios.

'Cabezones' de Oxfam Internacional en Toyako, Japón, durante la Cumbre del G8 estos díasUn sistema de gobierno donde, ante los problemas globales, la voz de Togo (para cuya economía la crisis alimentaria y el precio del crudo han supuesto una pérdida del 15% del PIB en menos de un año,
según el FMI) sea tan decisoria como la del Reino Unido, o la de China.

"Cabezones" de Oxfam Internacional en Toyako, Japón, durante la Cumbre del G8 estos días.

Isabel Kreisler
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jueves, 3 de julio de 2008

¿Quién paga la crisis económica?

Alarmante el anuncio de "acotar" la ayuda al desarrollo (AOD) en los próximos dos años efectuado hoy por la Vicepresidenta Fernández de la Vega. El Gobierno debería aclarar el significado de este término y presentar un calendario vinculante de cómo tiene previsto alcanzar el compromiso de destinar el 0,7% en 2012 en este nuevo contexto.

Parece poco coherente que el mismo Gobierno que ayer reprendía a los países europeos el incumplimiento de sus compromisos en cooperación internacional, anuncie ahora entre sus primeras medidas de austeridad económica un frenazo a la ayuda al desarrollo. El mismo Presidente Rodríguez Zapatero ha afirmado que, ante las dificultades económicas, considera "inaceptable que paguen las dificultades los más vulnerables". Pues bien, los más vulnerables y los más afectados por la desaceleración económica global son precisamente los millones de personas en los países del Sur que sufren las consecuencias de la crisis alimentaria y el recorte de la ayuda a los países en desarrollo.

Según nuestros cálculos es necesario un avance de entre 5 y 7 puntos porcentuales cada año entre ahora y el 2012 para alcanzar el objetivo comprometido del 0,7%. Si el Gobierno frena ahora el ritmo de crecimiento, resultará imposible cumplir con una promesa que ha sido además ratificada por todos los partidos políticos del arco parlamentario.

(La noticia del día sin embargo es la foto de Ingrid Betancourt en libertad, hasta en Madrid se respira hoy un aire más limpio, más ligero.)

Isabel Kreisler
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Bienvenidos al blog del equipo de investigaciones de IO

Antes de poner en marcha este blog tuvimos bastantes dudas. Internet es un campo abonado para las reflexiones individuales o institucionales (la mayoría de dudoso interés) y no estábamos muy seguros de que la nuestra fuese a abrirse paso.

Al final, nos hemos decidido: la ventana que hoy abrimos puede ser una buena oportunidad para dar a conocer nuestro trabajo y el de los autores qué influyen en nuestra forma de pensar. Es un blog pensado para los equipos de Oxfam en todo el mundo, pero también para muchos amigos y desconocidos que se interesan por el campo del desarrollo, y con los que siempre resulta un placer compatir ideas y discusiones.

Os animamos a participar en esta iniciativa. De forma respetuosa, pero provocativa. Ofreciéndonos vuestra experiencia y vuestras ideas. En un asunto tan complejo, ninguna ocurrencia sobra.

Gracias y hasta pronto,

Gonzalo Fanjul Leer más...

viernes, 20 de junio de 2008

Con petróleo y cobre, el Ecuador más pobre

Quito, capital de Ecuador, es una ciudad con una vieja tradición de graffitis que no son meros dibujos sino mensajes a veces políticos, otras filosóficos y por supuesto amorosos. El título de esta columna no es sino un graffiti escrito algunas cuadras al norte de la oficina de IO en la ciudad, y revela lo que muchos ecuatorianos piensan sobre sus recursos naturales. Y responde, por extensión, a lo que millones de ciudadanos de países pobres, pero ricos en recursos naturales sienten.

Es bien conocida la llamada “maldición de los recursos naturales”, posición teórica que sostiene que disponer de recursos naturales sería una desventaja, al despertar el interés de potencias extrajeras y empresas transnacionales por el control de esos recursos violentando la soberanía nacional y poniendo en juego intereses diferentes de los del desarrollo nacional y logrando, al fin, por diferentes vías, ventajas para hacerse en condiciones ventajosas con esos recursos.

Petróleo, oro, diamantes, cobre, coltán, son materias primas esenciales y estratégicas en la economía global. Sus principales yacimientos están en países en desarrollo y el control de los mismos ha llevado aparejados no pocos y abusos y conflictos, en contra de los intereses de la población de los países. En definitiva, los países bajo cuyo suelo se encontraba la riqueza no se beneficiaron de ella –baste pensar en el petróleo en Angola o Ecuador, el coltán en la RD Congo, los diamantes en África Occidental, el gas en Bolivia- y esos recursos se van gastando sin que los pobres que viven encima de un subsuelo rico se beneficien de esos recursos.

Los contratos que se suscriben para explotar estas materias primas son demasiadas veces desfavorables para los países y demasiado ventajosos para las compañías, que se quedan con la parte del león de los beneficios. Una tendencia que ha comenzado a cambiar en algunos países, ante las protestas de las grandes compañías en defensa de contratos existentes, pero en ocasiones abusivos, reflejo de su posición de poder en relación con Gobiernos y administraciones débiles.

El sábado 7 de junio el presidente Rafael Correa anunció el hallazgo de enormes yacimientos de cobre en el Ecuador. Esa riqueza debe servir para mejorar la vida y el bienestar de los ecuatorianos. Un reto trasladable al mundo en desarrollo en su conjunto: acabar con la maldición de los recursos naturales y comenzar a rentabilizar su explotación y venta en condiciones justas y transparentes, al margen de coacciones, abusos y violencia.

Jaime Atienza
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Los contenidos de este blog son reflexiones personales de los autores, y no necesariamente representan las posiciones de Oxfam. Para conocer nuestras publicaciones y los temas que investigamos, consulta las páginas de Oxfam o de Intermón Oxfam.