La pobreza y la desigualdad son problemas complejos, pero no inevitables. Una sociedad bien informada puede provocar la transformación económica y política que pondrá fin a la pobreza. Este blog, elaborado por el área de investigaciones de Intermón Oxfam, quiere contribuir a ese debate: proponer reflexiones e ideas sobre la globalización y el desarrollo, y escuchar lo que otros tienen que decir.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Los conflictos que están por venir…

Esta nueva era en la que vivimos me está dando mucho que reflexionar. ¿Cómo será el mundo dentro de cinco años? ¿Qué países se habrán pasado al bando de los ricos y cuáles al de los pobres? ¿Las inequidades aumentarán y la clase media desaparecerá? ¿Se tejerán nuevas redes sociales? ¿Qué mecanismos de supervivencia inventaremos para salir de esta situación? ¿Cuáles serán las consecuencias sociales de tantos millones de parados en el mundo? En fin… podría no parar pero hay una pregunta en la que sí me gustaría profundizar aunque mucho me temo que esto sólo es una mera aproximación.

¿La crisis financiera puede llevar a un encadenamiento de conflictos violentos?

Aunque la pregunta parece algo apocalíptica, lamentablemente, es bastante oportuna. El Análisis Institucional y Político elaborado por el Banco Mundial contiene dos resultados muy relevantes. Por un lado, indica que las desaceleraciones económicas están acompañadas por un deterioro de los indicadores de gobernabilidad. Por otro, constata que los conflictos son más frecuentes durante episodios de desaceleración que durante tiempos normales. Dada la severidad de la crisis actual, estas conclusiones indican que podemos estar presenciando el inicio de una oleada de nuevos conflictos causada por el revés de las reformas gubernamentales.

El think tank LEAP/Europe 2020, utiliza otras variables distintas para predecir que países tienen mayor probabilidad de que estalle un conflicto. Según esta organización, la ausencia de una red de seguridad social y la circulación libre de armas son los dos factores desencadenantes de un conflicto. Si fuese tal el caso, decenas de países estarían en esta situación (entre ellos ¡Estados Unidos!). Otros como el IPPR, indican que la causa del conflicto está en los indicadores económicos, como la elevada tasa de desempleo o el empeoramiento severo de los indicadores macroeconómicos.

Sea cuales sean los criterios empleados, parece bastante factible que entramos en una nueva era de conflictos (aunque sean de menor magnitud que los de años precedentes) que no sólo va afectar a los países directamente implicados. A medida que los estados frágiles y las sociedades divididas se vean abocados al conflicto violento, los efectos se dejarán notar en los países vecinos ante el desplazamiento de población, la reducción de la actividad económica y la pérdida de oportunidades. Bajo esta óptica, los conflictos regionales parecen más que probables.

Por eso la tendencia a reducir la ayuda al desarrollo, y concretamente los cortes que están sufriendo las partidas destinadas a prevención de conflictos, deben revertirse. Ahora más que nunca es necesario que la prevención de conflictos sea una prioridad en la agenda política mundial. La próxima reunión G20 en abril podría ser la oportunidad de oro para hacerlo realidad, pero mucho me temo que no lo será……

Paula San Pedro

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