La pobreza y la desigualdad son problemas complejos, pero no inevitables. Una sociedad bien informada puede provocar la transformación económica y política que pondrá fin a la pobreza. Este blog, elaborado por el área de investigaciones de Intermón Oxfam, quiere contribuir a ese debate: proponer reflexiones e ideas sobre la globalización y el desarrollo, y escuchar lo que otros tienen que decir.

martes, 11 de noviembre de 2008

Recordando a Galbraith

Si hay alguien al que la victoria de Obama hubiese hecho más féliz que a ningun otro, ése es John K. Galbraith. El viejo economista canadiense acompañó durante sus más de cien años la evolución del Partido Demócrata estadounidense, siempre en el margen izquierdo: comenzó su carrera colaborando con el New Deal de Roosevelt; amigo y consejero de Kennedy, fue su embajador en la India durante varios años; como tantos otros, apoyó las reformas económicas de Johnson, pero se acabó enfrentando a él por la guerra de Vietnam; colaboró en la nominación de McGovern y con su demoledora crítica del Reaganomics apoyó decididamente la elección de Bill Clinton.

Durante todo este tiempo, Galbraith se fue imponiendo como uno de los referentes económicos del país. Profesor en Harvard, y uno de los ensayistas más brillantes de su época, escribió más de treinta libros en defensa de una economía justa y humana. Algunos, como El crack del 29 o Breve historia de la euforia financiera son reeditados de forma periódica para recordarnos que "en este momento los mercados se dotan de mucha más liquidez financiera que inteligencia para gestionarla". Otros, como The Affluent Society o The Good Society, abordaron el reto de transformar nuestras sociedades y acabar con la desigualdad y la pobreza.

Puedes encontrar una descripción completa de su vida y su obra en la excelente biografía que escribió Richard Parker, profesor de la John F. Kennedy School of Government. En la web de este libro encontrarás también numerosos archivos sonoros y visuales de Galbraith.

Lo curioso de este asunto -me recordaba hace unos días mi profesor de historia, Alexander Keyssar- es que Galbraith no sería considerado hoy un verdadero economista. En la era de las regresiones y los modelos econométricos, el análisis económico de Galbraith, accesible, didáctico y político, es considerado un ejercicio superficial.

Personalmente, prefiero pensar en la economía como una herramienta al servicio del debate y el interés público, y no como una simplificación númerica y parcial de la realidad. Dicho de otro modo, me quedo con el hombre que, describiendo la crisis del 29, dijo: "Es aquí donde reside el problema del capitalismo (...): qué hace que quienes saben que las cosas están yendo mal proclamen sin embargo que todo va muy bien". ¿Te suena?

Gonzalo Fanjul, desde Boston

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