Nicaragua, el segundo país más pobre de América Latina tras Haití, vive sumida en apasionadas discusiones políticas por las sospechas de fraude electoral en las pasadas elecciones municipales de noviembre. Al hablar de crisis en Nicaragua, todo el mundo piensa en esa crisis, pero cuando se pregunta un poco más aparecen ya la crisis de los precios de los alimentos y la de la energía que trajeron 2007 y 2008 al país, con algunos efectos nocivos.
Más difícil resulta encontrar los impactos directos de la actual crisis económica mundial. Hay quienes dicen que siendo tan pobres ya no pueden empeorar y otros que hablan de que al estar al margen del sistema internacional no se va a sentir ese impacto.
Otros señalan que su distancia de los mercados mundiales les hace inmunes. Pero las cifras no engañan: el crecimiento será menor que cero en 2009 según las previsiones más ajustadas, ha habido recortes presupuestarios derivados de ingresos menores a los previstos en materia de salud y educación, y la llegada de remesas en el mejor de los casos se ha estancado.
En el campo el dibujo es más complejo: el encarecimiento de los insumos productivos ha hecho más difícil recuperar sus inversiones a los pequeños productores y ello ha aumentado la tasa de morosidad de muchas cooperativas productoras rurales. En el medio urbano, se han cerrado un número significativo de maquilas, dejando a más de 30.000 mujeres sin empleo –en un país de 5.1 millones de habitantes, con una población activa de 2,3 millones, y desempleo y subempleo cercano al 30% - y las remesas, según cifras oficiales, se han estancado –aunque las grandes remesadoras reportan descensos del 13% en los envíos que canalizan- teniendo en cuenta que dos tercios de la familias nicaragüenses reciben en alguna medida el impacto beneficioso de su llegada.
Algunos impactos iniciales incluyen un empobrecimiento en el entorno rural y urbano, menor producción agraria por falta de financiación, menores exportaciones -y trabajo asociado- de manufacturas y alimentos, un repunte de problemas nutricionales, signos del aumento del abandono escolar y un aumento de la delincuencia en el país más seguro de Centroamérica.
Jaime Atienza (desde Nicaragua)
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La pobreza y la desigualdad son problemas complejos, pero no inevitables. Una sociedad bien informada puede provocar la transformación económica y política que pondrá fin a la pobreza. Este blog, elaborado por el área de investigaciones de Intermón Oxfam, quiere contribuir a ese debate: proponer reflexiones e ideas sobre la globalización y el desarrollo, y escuchar lo que otros tienen que decir.
lunes, 29 de junio de 2009
martes, 26 de mayo de 2009
Algo más que una gripe
(Publicado por el diario El Mundo el 26 de mayo de 2009)
En medio de la crisis provocada por el brote de gripe A que ha infectado a varios miles de personas en decenas de países del mundo, el presidente Barak Obama anunciaba hace pocos días una iniciativa de 63.000 millones de dólares para mejorar la salud pública mundial a lo largo de los próximos seis años. Con este anuncio, EEUU se une a otros países desarrollados como la Unión Europea, que en la última década han redoblado los esfuerzos financieros para acabar con pandemias globales como la malaria, el HIV-SIDA o la tuberculosis.
Pero mientras los países ricos ofrecen ayuda a los enfermos del mundo en desarrollo con una mano, con la otra se preparan para aplicarles tratamientos menos amables. Pocos días antes del anuncio realizado por el Presidente Obama, el Representante Comercial de los EEUU advertía a Tailandia y Brasil que sus esfuerzos para obtener medicamentos genéricos de bajo coste podrían dar lugar a sanciones comerciales. En el trasfondo de esta polémica está el conflicto no resuelto entre los derechos de propiedad intelectual y el acceso a medicamentos esenciales.
La protección indiscriminada de las patentes farmacéuticas conduce a la creación de monopolios ‘de facto’ que limitan la producción de medicamentos y elevan de forma considerable sus precios. Aunque los equivalentes genéricos de una medicina pueden llegar a costar una centésima parte del original patentado, su utilidad se reduce a cero cuando los países que más los necesitan no pueden acceder a ellos. Fue este conflicto el que provocó en 2001 la declaración de la Organización Mundial del Comercio sobre Propiedad Intelectual y Salud Pública, que clarifica el derecho de los países a comprar o producir versiones genéricas de medicamentos patentados para atender, entre otras cosas, emergencias sanitarias.
Lamentablemente, éste es uno de esos ámbitos en los que las acciones de los países ricos son menos impresionantes que su retórica. Si el Gobierno de los Estados Unidos ha echado mano de las amenazas comerciales para defender los intereses de la industria farmacéutica, la Unión Europea ha abierto sus propios frentes. Recientemente, decenas de organizaciones no gubernamentales han denunciado la incautación por parte de las autoridades holandesas de medicamentos genéricos en tránsito entre India y América Latina. Mientras tanto, los representantes de la Comisión Europea que negocian un acuerdo de libre comercio con los países miembros del Pacto Andino exigen una interpretación expansiva de los derechos de propiedad intelectual. Si esta regulación llegase a ser aprobada, los consumidores pobres de un país como Perú se verían obligados a pagar un sobreprecio del 34% por sus medicamentos.
El propósito de estas medidas ha sido puesto negro sobre blanco en una carta dirigida por las ONG a la Directora General de la Organización Mundial de la Salud, Margaret Chan: “Las reglas de la Unión Europea y las acciones de las autoridades aduaneras holandesas están claramente diseñadas para interrumpir el legítimo abastecimiento de medicamentos genéricos a los países en desarrollo”.
La alarma provocada por el brote de gripe A ofrece valiosas lecciones en este sentido. El acceso a cantidades suficientes y asequibles de vacunas y tratamientos antivirales como el Tamiflú es esencial para controlar la expansión de las epidemias y tranquilizar a las poblaciones afectadas. Por eso no podemos repetir los errores que se cometieron en 2005, cuando el pánico ante los efectos letales del H5N1 provocó una carrera descontrolada por acumular stocks de Tamiflú. La compañía farmacéutica Roche, que gestiona la patente de este medicamento, fue incapaz de hacer frente a una demanda disparada, incluso en los países desarrollados. En el caso de los países pobres, el elevado coste de los medicamentos impidió crear stocks suficientes para hacer frente a una posible emergencia. Aunque la presión de los gobiernos y la opinión pública forzó a Roche a compartir la producción del medicamento con otras compañías, aún no está claro si en el futuro próximo dispondremos de cantidades suficientes a precios asequibles.
La capacidad de la comunidad internacional para diseñar y gestionar un sistema de patentes compatible con la protección de la salud pública no sólo afecta a los países pobres, sino también a los más desarrollados. Preocupada por la posibilidad de no tener acceso a las vacunas contra la gripe aviar, Indonesia interrumpió en 2007 su colaboración con la comunidad científica internacional, negándose a compartir muestras de este virus recogidas en su país. Esta decisión, que generó entre los expertos preocupación y simpatía a partes iguales, afectó a los esfuerzos internacionales para desarrollar una vacuna contra la gripe aviar H5N1. A menos que se encuentren soluciones duraderas al problema del acceso a medicamentos esenciales, no es difícil imaginar que otros países sigan un camino similar al de Indonesia.
Si algo nos recuerda la rápida expansión de la gripe A es que en la era de la globalización el eslabón más débil determina la fuerza de la cadena. Al mantener unas políticas esquizofrénicas que quitan con una mano lo que ofrecen con la otra, Europa y EEUU no sólo perjudican la salud pública de los países en desarrollo, sino que debilitan sistemas globales de los que todos dependemos.
En medio de la crisis provocada por el brote de gripe A que ha infectado a varios miles de personas en decenas de países del mundo, el presidente Barak Obama anunciaba hace pocos días una iniciativa de 63.000 millones de dólares para mejorar la salud pública mundial a lo largo de los próximos seis años. Con este anuncio, EEUU se une a otros países desarrollados como la Unión Europea, que en la última década han redoblado los esfuerzos financieros para acabar con pandemias globales como la malaria, el HIV-SIDA o la tuberculosis.
Pero mientras los países ricos ofrecen ayuda a los enfermos del mundo en desarrollo con una mano, con la otra se preparan para aplicarles tratamientos menos amables. Pocos días antes del anuncio realizado por el Presidente Obama, el Representante Comercial de los EEUU advertía a Tailandia y Brasil que sus esfuerzos para obtener medicamentos genéricos de bajo coste podrían dar lugar a sanciones comerciales. En el trasfondo de esta polémica está el conflicto no resuelto entre los derechos de propiedad intelectual y el acceso a medicamentos esenciales.
La protección indiscriminada de las patentes farmacéuticas conduce a la creación de monopolios ‘de facto’ que limitan la producción de medicamentos y elevan de forma considerable sus precios. Aunque los equivalentes genéricos de una medicina pueden llegar a costar una centésima parte del original patentado, su utilidad se reduce a cero cuando los países que más los necesitan no pueden acceder a ellos. Fue este conflicto el que provocó en 2001 la declaración de la Organización Mundial del Comercio sobre Propiedad Intelectual y Salud Pública, que clarifica el derecho de los países a comprar o producir versiones genéricas de medicamentos patentados para atender, entre otras cosas, emergencias sanitarias.
Lamentablemente, éste es uno de esos ámbitos en los que las acciones de los países ricos son menos impresionantes que su retórica. Si el Gobierno de los Estados Unidos ha echado mano de las amenazas comerciales para defender los intereses de la industria farmacéutica, la Unión Europea ha abierto sus propios frentes. Recientemente, decenas de organizaciones no gubernamentales han denunciado la incautación por parte de las autoridades holandesas de medicamentos genéricos en tránsito entre India y América Latina. Mientras tanto, los representantes de la Comisión Europea que negocian un acuerdo de libre comercio con los países miembros del Pacto Andino exigen una interpretación expansiva de los derechos de propiedad intelectual. Si esta regulación llegase a ser aprobada, los consumidores pobres de un país como Perú se verían obligados a pagar un sobreprecio del 34% por sus medicamentos.
El propósito de estas medidas ha sido puesto negro sobre blanco en una carta dirigida por las ONG a la Directora General de la Organización Mundial de la Salud, Margaret Chan: “Las reglas de la Unión Europea y las acciones de las autoridades aduaneras holandesas están claramente diseñadas para interrumpir el legítimo abastecimiento de medicamentos genéricos a los países en desarrollo”.
La alarma provocada por el brote de gripe A ofrece valiosas lecciones en este sentido. El acceso a cantidades suficientes y asequibles de vacunas y tratamientos antivirales como el Tamiflú es esencial para controlar la expansión de las epidemias y tranquilizar a las poblaciones afectadas. Por eso no podemos repetir los errores que se cometieron en 2005, cuando el pánico ante los efectos letales del H5N1 provocó una carrera descontrolada por acumular stocks de Tamiflú. La compañía farmacéutica Roche, que gestiona la patente de este medicamento, fue incapaz de hacer frente a una demanda disparada, incluso en los países desarrollados. En el caso de los países pobres, el elevado coste de los medicamentos impidió crear stocks suficientes para hacer frente a una posible emergencia. Aunque la presión de los gobiernos y la opinión pública forzó a Roche a compartir la producción del medicamento con otras compañías, aún no está claro si en el futuro próximo dispondremos de cantidades suficientes a precios asequibles.
La capacidad de la comunidad internacional para diseñar y gestionar un sistema de patentes compatible con la protección de la salud pública no sólo afecta a los países pobres, sino también a los más desarrollados. Preocupada por la posibilidad de no tener acceso a las vacunas contra la gripe aviar, Indonesia interrumpió en 2007 su colaboración con la comunidad científica internacional, negándose a compartir muestras de este virus recogidas en su país. Esta decisión, que generó entre los expertos preocupación y simpatía a partes iguales, afectó a los esfuerzos internacionales para desarrollar una vacuna contra la gripe aviar H5N1. A menos que se encuentren soluciones duraderas al problema del acceso a medicamentos esenciales, no es difícil imaginar que otros países sigan un camino similar al de Indonesia.
Si algo nos recuerda la rápida expansión de la gripe A es que en la era de la globalización el eslabón más débil determina la fuerza de la cadena. Al mantener unas políticas esquizofrénicas que quitan con una mano lo que ofrecen con la otra, Europa y EEUU no sólo perjudican la salud pública de los países en desarrollo, sino que debilitan sistemas globales de los que todos dependemos.
Suerie Moon y Gonzalo Fanjul
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Patentes
miércoles, 13 de mayo de 2009
La verdadera pandemia: el hambre
Hoy morirán en el mundo 25.000 personas por falta de alimentos, 16.000 de ellas son niñas y niños. La misma cantidad murió ayer. Y la misma morirá mañana. Pero estas cifras no aparecerán en ningún periódico; tampoco se hablará de ello en las noticias de la noche. Mientras, una falsa pandemia que ha matado a menos de diez personas sigue ocupando páginas y sumando minutos de pantalla.
Ya pocos recuerdan la crisis de alimentos del año pasado, que puso en evidencia los grandes fallos del sistema alimentario mundial y elevó hasta casi mil millones el número de personas que sufren hambre en el mundo (haz clic aquí para ver el informe de Oxfam Internacional “Mil millones de personas hambrientas”).
¿Cuál fue la respuesta de la comunidad internacional? Muchas reuniones, algunos compromisos, escasas medidas eficaces. Vale la pena recordar que ya en 1996, en la Cumbre Mundial sobre Alimentación se fijó la meta de reducir a la mitad el número de personas hambrientas en el año 2015. Después se adoptó como parte del primer Objetivos del Milenio. Y sin embargo, desde entonces las cosas no han hecho más que empeorar.
Los intentos de responder con un esfuerzo global y coordinado no llegan a dar frutos. Los compromisos que se lanzan al calor de las cumbres mundiales se los lleva el viento. La inversión en agricultura ha ido bajando desde un 17 por ciento del total de la ayuda al desarrollo en los años 80 a poco más de un 3 por ciento en los últimos presupuestos.
Como ciudadanos, nos toca mantener la atención sobre los temas verdaderamente importantes. Y presionar a nuestros gobernantes para que respondan con honestidad y coherencia al enorme reto de hacer realidad el derecho a la alimentación para todos los seres humanos.
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Ya pocos recuerdan la crisis de alimentos del año pasado, que puso en evidencia los grandes fallos del sistema alimentario mundial y elevó hasta casi mil millones el número de personas que sufren hambre en el mundo (haz clic aquí para ver el informe de Oxfam Internacional “Mil millones de personas hambrientas”).
¿Cuál fue la respuesta de la comunidad internacional? Muchas reuniones, algunos compromisos, escasas medidas eficaces. Vale la pena recordar que ya en 1996, en la Cumbre Mundial sobre Alimentación se fijó la meta de reducir a la mitad el número de personas hambrientas en el año 2015. Después se adoptó como parte del primer Objetivos del Milenio. Y sin embargo, desde entonces las cosas no han hecho más que empeorar.
Los intentos de responder con un esfuerzo global y coordinado no llegan a dar frutos. Los compromisos que se lanzan al calor de las cumbres mundiales se los lleva el viento. La inversión en agricultura ha ido bajando desde un 17 por ciento del total de la ayuda al desarrollo en los años 80 a poco más de un 3 por ciento en los últimos presupuestos.
Como ciudadanos, nos toca mantener la atención sobre los temas verdaderamente importantes. Y presionar a nuestros gobernantes para que respondan con honestidad y coherencia al enorme reto de hacer realidad el derecho a la alimentación para todos los seres humanos.
Arantxa Guereña
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Crisis alimentaria
lunes, 4 de mayo de 2009
Asilo, el Derecho Amenazado
17-19 de abril de 2009. Colegio Mayor Universitario de Chaminade. CEAR, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, nos invitaba a encerrarnos 48 horas por el Derecho de Asilo, un derecho que se encuentra amenazado por el proyecto de la nueva Ley de Asilo que supondrá un retroceso en garantías y derechos hasta ahora reconocidos, además de dificultar el acceso al procedimiento de asilo en nuestro país. Entre los distintos seminarios, mesas redondas, actos de calle, talleres y conciertos que amenizaron esas 48 horas, hubo algo que me hizo reflexionar:
Sábado 18 de abril de 2009. 18:30 horas. En el Salón de Actos del Colegio Mayor tenía lugar un seminario titulado “ASILO, EL DERECHO AMENAZADO”. A pocos metros del salón de actos, en la cafetería, se vivían inquietudes bien distintas. Nadal se jugaba el paso a la final de Montecarlo contra Andy Murray. ¿Partido de Nadal frente al Derecho de Asilo? A priori se ve claro quién gana; lo que no está tan claro es por qué, y sobre todo por qué lo tenemos tan asumido.
La pregunta que todos nos hacíamos fue lanzada al público por Javier de Lucas (presidente de CEAR) quien, ajeno a los deportes, creía que los vítores y los aplausos constantes se debían a algún equipo de fútbol en lugar de al tenista de Manacor: “¿Por qué no llegamos a la gente?”. La práctica totalidad de los allí presentes sabíamos y sabemos quién es un refugiado, conocemos su problemática y somos conscientes de los peligros que supondría que ese proyecto de ley vaya adelante. Pero para que eso no ocurra se necesitan muchas mentes que se interesen por el tema y muchas voces que protesten por ello.
¿A la gente le da igual el Derecho de Asilo -y quien dice el Derecho de Asilo dice las mujeres de Chad, la guerra en Sri Lanka, la sequía en Etiopía y un desgraciadamente larguísimo etcétera- o no somos capaces de conseguir que se interese por ello? Ésta es la pregunta que todos nos hicimos después del seminario, pero que ninguno fuimos capaces de contestar.
Zinnia Quirós Leer más...
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Inmigración
jueves, 30 de abril de 2009
¿Crisis de impunidad?
Suspenso generalizado en la defensa de los derechos humanos. Ahora más que nunca es necesario hacer frente a la impunidad que reina en el mundo.
No, no trato de ser alarmista ni tremendista pero resulta altamente preocupante que aún muchos países no cumplan con las obligaciones de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la que son firmantes. En una época de crisis económica como la que vivimos ahora, el respeto por estos derechos debería estar garantizado más que nunca. No podemos permitir que esta crisis acabe contagiando al resto de los ámbitos, si lo hacemos ya no sólo será más difícil salir de esta situación sino que se perpetuará pautas y comportamientos sociales que serán aún mucho más difíciles de superar. ¿Por qué digo esto? Si el respeto por los derechos humanos se deja en un segundo lugar en la agenda internacional y nacional para poder hacer frente a la crisis financiera, el coste de oportunidad será la verdadera herencia que dejaremos en la historia. No nos podemos permitir dejar a un lado la defensa y la protección de los derechos humanos que tanto tiempo y esfuerzos ha costado incluir en la leyes y prácticas de los países. Los organismos internacionales, encabezados por la ONU, el G8, el G20, el G73 y demás órganos representativos deben asegurarse que en sus agendas y prioridades los derechos humanos ocupan el lugar que merecen y no se hacen al coste de implementar otras políticas.
Esta reflexión la hago por dos razones. Por un lado, adelantándome a lo que pueda venir y como alerta a tener en cuenta. Por otro, desde una perspectiva presente y realista. Estamos viendo que tanto países que tenían un historial relativamente bueno en la protección de los derechos humanos como los que no, están o bien abandonando sus obligaciones o recrudeciendo sus pautas de comportamiento.
Por poner algunos ejemplos. En la Guayana Francesa, el gobierno ha sacado recientemente una ley por la que aquellos ciudadanos que se consideren que no respetan los códigos de vestimenta propios de su género podrán ser detenidos, al menos una quincena han pasado ya por la prisión desde que esta Ley fue aprobada hace unos meses. Hay otros ejemplos más conocidos, pero no por ello menos sangrantes. En Irak la actitud del gobierno dibuja un panorama muy preocupante ante el retroceso de los derechos de las minorías o la precaria situación de los derechos humanos en general. En Afganistán, en Sudán, en Chad, en República Democrática del Congo o en Colombia, entre otros, hay miles de testimonios y de informes que certifican como las mujeres y las niñas son empleadas como armas de guerra ante unos gobiernos que no sólo no las protegen sino que no hay el menor atisbo de que sus derechos se vayan a respetar en el medio plazo.
Paula San Pedro
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No, no trato de ser alarmista ni tremendista pero resulta altamente preocupante que aún muchos países no cumplan con las obligaciones de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la que son firmantes. En una época de crisis económica como la que vivimos ahora, el respeto por estos derechos debería estar garantizado más que nunca. No podemos permitir que esta crisis acabe contagiando al resto de los ámbitos, si lo hacemos ya no sólo será más difícil salir de esta situación sino que se perpetuará pautas y comportamientos sociales que serán aún mucho más difíciles de superar. ¿Por qué digo esto? Si el respeto por los derechos humanos se deja en un segundo lugar en la agenda internacional y nacional para poder hacer frente a la crisis financiera, el coste de oportunidad será la verdadera herencia que dejaremos en la historia. No nos podemos permitir dejar a un lado la defensa y la protección de los derechos humanos que tanto tiempo y esfuerzos ha costado incluir en la leyes y prácticas de los países. Los organismos internacionales, encabezados por la ONU, el G8, el G20, el G73 y demás órganos representativos deben asegurarse que en sus agendas y prioridades los derechos humanos ocupan el lugar que merecen y no se hacen al coste de implementar otras políticas.
Esta reflexión la hago por dos razones. Por un lado, adelantándome a lo que pueda venir y como alerta a tener en cuenta. Por otro, desde una perspectiva presente y realista. Estamos viendo que tanto países que tenían un historial relativamente bueno en la protección de los derechos humanos como los que no, están o bien abandonando sus obligaciones o recrudeciendo sus pautas de comportamiento.
Por poner algunos ejemplos. En la Guayana Francesa, el gobierno ha sacado recientemente una ley por la que aquellos ciudadanos que se consideren que no respetan los códigos de vestimenta propios de su género podrán ser detenidos, al menos una quincena han pasado ya por la prisión desde que esta Ley fue aprobada hace unos meses. Hay otros ejemplos más conocidos, pero no por ello menos sangrantes. En Irak la actitud del gobierno dibuja un panorama muy preocupante ante el retroceso de los derechos de las minorías o la precaria situación de los derechos humanos en general. En Afganistán, en Sudán, en Chad, en República Democrática del Congo o en Colombia, entre otros, hay miles de testimonios y de informes que certifican como las mujeres y las niñas son empleadas como armas de guerra ante unos gobiernos que no sólo no las protegen sino que no hay el menor atisbo de que sus derechos se vayan a respetar en el medio plazo.
Paula San Pedro
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lunes, 20 de abril de 2009
El G8, sus ministros de agricultura y el hambre
Hoy ha concluido la reunión de ministros de agricultura del G8 (y otros países invitados) para tratar sobre la agricultura, la crisis de los alimentos y el hambre en el mundo... en medio de un dispendio de lujo y palabras vacías.
Nuestros enviados al evento nos hacen llegar el relato que copio a continuación... un entretenido viaje hacia las entrañas de estas reuniones:
Saturday 12.30h
Sat in the splendour of Castelbrando in Cison di Valmarino in northern Italy awaiting to hear preliminary outcomes from the Agriculture Ministers’ discussions makes the outrageous discrepancies in wealth and food security more striking than ever. So far the event has felt more like an exercise in the promotion of tourism and Italian agriculture than a summit to tackle world hunger. In our rooms at the press hotel, we found brochures advertising Treviso province’s vineyards and restaurants and a complementary bottle of Prosecco. Need to check what Oxfam’s ethical policies say about that before consuming it! The original programme for the delegates was dominated by gala dinners, wine tasting and a half-day tour to a nearby area known for its asparagus and wine production. The programme has since been spun, apparently under pressure from some of the delegations, with the fine meals turning into working dinners and the tour now a whistle stop visit. Right now this place is making me feel a little sick in the stomach. The early draft of the final Declaration that we saw was full of vague platitudes and lacking in concrete proposals. I have a feeling my stomach will be turning somersaults come the end of the meeting on Monday afternoon. I sat through a press conference in Italian with the Italian Agriculture Minister, Luca Zaia. The only words I understood were parmesan and olio di oliva. I guess he was not talking about smallholder farmers in Malawi or food consumption in Bihar!
Saturday, 15:15h
This just gets worse! I have just been handed a piece of paper advertising the world’s biggest bottle of prosecco, which can be seen here at Castelbrando at the G8 meeting! If the first morning is anything to go by, this meeting will be remembered as the “Prosecco Summit”. Maybe I should give the Ministers a chance. The pre-Summit press briefing says that they will be discussing how to relaunch world agriculture, increase food production and fight speculation. Question: for whose benefit?
In this morning’s press briefing, Mr Zaia promised that these will be “three days that will make history”. He went on to say that one of the priority issues for the Italian Presidency is the origin of products. He said: “eating a product like the Parmesan, that badly imitates one of the top products of our agrifood production, is like wearing a bad copy of a Swiss watch”. What am I doing here?! This is not Rome but whilst the G8 fiddles thousands die.
Saturday 16:20h
There has just been a press briefing with the German Minister of Agriculture, Ilse Aigner. The first question she was asked was whether concrete actions had been identified today to tackle world hunger. Reading between the lines of her answer, no they have not. She said that sustainable development is the key and the right to food has a major role to play in order to promote access to land and water. She emphasized the need for coordination between international organizations – so at least global institutional reform and partnership are on the agenda. Absolutely no details of the discussion, hints of agreements or disagreements however.
Saturday, 17:15h
Luca just came back from the latest briefing with Zaia. Finally! More detailed information on the discussions on hunger, climate change, biofuels and global reform. There was clear acknowledgement of the highly detrimental impact of climate change on agricultural production and the need to support farmers to adapt. Agriculture should be the engine of economic growth. On biofuels, his view is that it is possible to increase biofuel production without impacting on food production even taking into account the need to double food production by 2050. He said there was agreement amongst a number of Ministers that there was need to find a balance in trade rules between protecting small farmers in G8 countries and enabling smallholders from developing countries to access their markets. There was discussion about the urgency of FAO reform and they are looking forward to receiving an update from Jacques Diouf this evening. Global food stocks and water issues were debated but it seems unlikely that agreements will be reached. GMOs are not on the agenda at all. So, at least they are discussing key issues but huge scepticism still prevails that there will be many, if any, clear new proposals.
Saturday, 17:45h
Right now it looks like the only way this summit will “make history” is as one more nail in the coffin of the MDG 1. Perhaps it is now time to accept that unless there is a radically new approach by civil society organizations politicians will fail to act. We have to do something to really galvanize political action. In our pre-Summit statement we said the Ministers should give serious consideration to a legally binding international convention that aims to eradicate hunger by 2025 and would raise the accountability of all governments, rich or poor, in relation to their commitments. Right now there is no way of holding governments to account for their failure to ensure people do not die of hunger in a world in which we have the means to eradicate hunger. The one positive I am taking from this Summit is that at least world hunger is still high on the political agenda not least because rich countries are seeing it as a threat to their own political stability – see US Minister Vilsack’s open remarks at the Summit. http://www.usda.gov/wps/portal/!ut/p/_s.7_0_A/7_0_1OB?contentidonly=true&contentid=2009/04/0117.xml
Maybe now is the time to harness the political attention and turn it into legally binding action to erase hunger from the face of the earth within the next 20 years. The German Minister talked of the Right to Food but did not say what it would look like in reality. How about a group of like-minded governments making it a legally binding commitment? This would require a massive campaign by civil society organizations to mobilize popular support in northern and southern countries and to hold governments to account against their promises.
Zero hunger by 2025! That would be economic justice! Leer más...
Nuestros enviados al evento nos hacen llegar el relato que copio a continuación... un entretenido viaje hacia las entrañas de estas reuniones:
Saturday 12.30h
Sat in the splendour of Castelbrando in Cison di Valmarino in northern Italy awaiting to hear preliminary outcomes from the Agriculture Ministers’ discussions makes the outrageous discrepancies in wealth and food security more striking than ever. So far the event has felt more like an exercise in the promotion of tourism and Italian agriculture than a summit to tackle world hunger. In our rooms at the press hotel, we found brochures advertising Treviso province’s vineyards and restaurants and a complementary bottle of Prosecco. Need to check what Oxfam’s ethical policies say about that before consuming it! The original programme for the delegates was dominated by gala dinners, wine tasting and a half-day tour to a nearby area known for its asparagus and wine production. The programme has since been spun, apparently under pressure from some of the delegations, with the fine meals turning into working dinners and the tour now a whistle stop visit. Right now this place is making me feel a little sick in the stomach. The early draft of the final Declaration that we saw was full of vague platitudes and lacking in concrete proposals. I have a feeling my stomach will be turning somersaults come the end of the meeting on Monday afternoon. I sat through a press conference in Italian with the Italian Agriculture Minister, Luca Zaia. The only words I understood were parmesan and olio di oliva. I guess he was not talking about smallholder farmers in Malawi or food consumption in Bihar!
Saturday, 15:15h
This just gets worse! I have just been handed a piece of paper advertising the world’s biggest bottle of prosecco, which can be seen here at Castelbrando at the G8 meeting! If the first morning is anything to go by, this meeting will be remembered as the “Prosecco Summit”. Maybe I should give the Ministers a chance. The pre-Summit press briefing says that they will be discussing how to relaunch world agriculture, increase food production and fight speculation. Question: for whose benefit?
In this morning’s press briefing, Mr Zaia promised that these will be “three days that will make history”. He went on to say that one of the priority issues for the Italian Presidency is the origin of products. He said: “eating a product like the Parmesan, that badly imitates one of the top products of our agrifood production, is like wearing a bad copy of a Swiss watch”. What am I doing here?! This is not Rome but whilst the G8 fiddles thousands die.
Saturday 16:20h
There has just been a press briefing with the German Minister of Agriculture, Ilse Aigner. The first question she was asked was whether concrete actions had been identified today to tackle world hunger. Reading between the lines of her answer, no they have not. She said that sustainable development is the key and the right to food has a major role to play in order to promote access to land and water. She emphasized the need for coordination between international organizations – so at least global institutional reform and partnership are on the agenda. Absolutely no details of the discussion, hints of agreements or disagreements however.
Saturday, 17:15h
Luca just came back from the latest briefing with Zaia. Finally! More detailed information on the discussions on hunger, climate change, biofuels and global reform. There was clear acknowledgement of the highly detrimental impact of climate change on agricultural production and the need to support farmers to adapt. Agriculture should be the engine of economic growth. On biofuels, his view is that it is possible to increase biofuel production without impacting on food production even taking into account the need to double food production by 2050. He said there was agreement amongst a number of Ministers that there was need to find a balance in trade rules between protecting small farmers in G8 countries and enabling smallholders from developing countries to access their markets. There was discussion about the urgency of FAO reform and they are looking forward to receiving an update from Jacques Diouf this evening. Global food stocks and water issues were debated but it seems unlikely that agreements will be reached. GMOs are not on the agenda at all. So, at least they are discussing key issues but huge scepticism still prevails that there will be many, if any, clear new proposals.
Saturday, 17:45h
Right now it looks like the only way this summit will “make history” is as one more nail in the coffin of the MDG 1. Perhaps it is now time to accept that unless there is a radically new approach by civil society organizations politicians will fail to act. We have to do something to really galvanize political action. In our pre-Summit statement we said the Ministers should give serious consideration to a legally binding international convention that aims to eradicate hunger by 2025 and would raise the accountability of all governments, rich or poor, in relation to their commitments. Right now there is no way of holding governments to account for their failure to ensure people do not die of hunger in a world in which we have the means to eradicate hunger. The one positive I am taking from this Summit is that at least world hunger is still high on the political agenda not least because rich countries are seeing it as a threat to their own political stability – see US Minister Vilsack’s open remarks at the Summit. http://www.usda.gov/wps/portal/!ut/p/_s.7_0_A/7_0_1OB?contentidonly=true&contentid=2009/04/0117.xml
Maybe now is the time to harness the political attention and turn it into legally binding action to erase hunger from the face of the earth within the next 20 years. The German Minister talked of the Right to Food but did not say what it would look like in reality. How about a group of like-minded governments making it a legally binding commitment? This would require a massive campaign by civil society organizations to mobilize popular support in northern and southern countries and to hold governments to account against their promises.
Zero hunger by 2025! That would be economic justice! Leer más...
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crisis de alimentos
sábado, 4 de abril de 2009
Las crisis de alimentos y la OMC: ¿solución o causa?
Como ha puesto de manifiesto la ausencia de referencia alguna sobre el tema en el comunicado final del G-20 tras su reunión de esta pasada semana en Londres, la reforma de las injustas reglas del comercio internacional sigue sin ser una prioridad para los países más poderosos del planeta. Si algún interés tienen los países ricos en desatascar la Ronda de Doha es por minimizar el riesgo de una escalada de proteccionismo entre ellos, no por hacer justicia a los objetivos iniciales de esta Ronda, llamada “de desarrollo” allá por el año 2001.
Frente a esta indignante indiferencia, otra noticia nos llega también de la arena multilateral para endulzarnos el anterior mal trago. Hace ahora dos meses el Relator Especial de Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación, Olivier de Schutter, hizo público el primero de los informes bajo su mandato. Su objetivo es “explorar las relaciones entre los acuerdos alcanzados en el seno de la OMC, en especial el Acuerdo en Agricultura, y el cumplimiento de la obligación de los Miembros de la OMC de respetar el derecho humano a un correcto acceso a la alimentación”.
Ante todo, este informe nos muestra que no estamos solos los que pensamos que el comercio internacional, y las reglas que lo rigen, no pueden dejar de ser más que instrumentos al servicio de unos fines y objetivos justos y sostenibles. En el caso de los alimentos, el cumplimiento de ningún acuerdo debería empujar a un país a ir en contra de su obligación de garantizar el Derecho Fundamental al correcto acceso a una adecuada alimentación. Los acuerdos bilaterales y multilaterales de comercio han fallado en este aspecto y han pasado a estar del lado de las causas y no de las soluciones ante las crisis mundiales de alimentos.
Telegráficamente, estos son los principales mensajes del informe (seguir link para ver el recomendable texto completo):
- Los países miembros de la OMC tienen obligaciones derivadas del cumplimiento de los Derechos Humanos. Estos países no son conscientes de la relación que existe entre los tratados comerciales (OMC y bilaterales) que firman y sus obligaciones en términos de derechos humanos.
- El régimen comercial multilateral (promoción de liberalización generalizada, subsidios agrícolas de países desarrollados, reducción de flexibilidades) ha creado en los países en desarrollo una gran dependencia en las importaciones para adquirir sus alimentos básicos. Este régimen, junto con el abandono de la agricultura y la falta de atención a los pequeños productores, están en la base de la vulnerabilidad alimenticia de tantos países en desarrollo actualmente. Combinación que ha beneficiado simultáneamente a las corporaciones transnacionales.
- La OMC debería reconocer el carácter especial de los bienes agrícolas y permitir a los países en desarrollo las flexibilidades necesarias para proteger sus sectores de la competencia de los países desarrollados y de la volatilidad de los precios en los mercados internacionales.
- Cualquier acuerdo comercial debería ir precedido de un necesario análisis de impacto y siempre ser considerado provisional, pendiente de re-negociación en caso de que se detecte que está perjudicando al derecho a un acceso adecuado a la alimentación. Leer más...
Frente a esta indignante indiferencia, otra noticia nos llega también de la arena multilateral para endulzarnos el anterior mal trago. Hace ahora dos meses el Relator Especial de Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación, Olivier de Schutter, hizo público el primero de los informes bajo su mandato. Su objetivo es “explorar las relaciones entre los acuerdos alcanzados en el seno de la OMC, en especial el Acuerdo en Agricultura, y el cumplimiento de la obligación de los Miembros de la OMC de respetar el derecho humano a un correcto acceso a la alimentación”.
Ante todo, este informe nos muestra que no estamos solos los que pensamos que el comercio internacional, y las reglas que lo rigen, no pueden dejar de ser más que instrumentos al servicio de unos fines y objetivos justos y sostenibles. En el caso de los alimentos, el cumplimiento de ningún acuerdo debería empujar a un país a ir en contra de su obligación de garantizar el Derecho Fundamental al correcto acceso a una adecuada alimentación. Los acuerdos bilaterales y multilaterales de comercio han fallado en este aspecto y han pasado a estar del lado de las causas y no de las soluciones ante las crisis mundiales de alimentos.
Telegráficamente, estos son los principales mensajes del informe (seguir link para ver el recomendable texto completo):
- Los países miembros de la OMC tienen obligaciones derivadas del cumplimiento de los Derechos Humanos. Estos países no son conscientes de la relación que existe entre los tratados comerciales (OMC y bilaterales) que firman y sus obligaciones en términos de derechos humanos.
- El régimen comercial multilateral (promoción de liberalización generalizada, subsidios agrícolas de países desarrollados, reducción de flexibilidades) ha creado en los países en desarrollo una gran dependencia en las importaciones para adquirir sus alimentos básicos. Este régimen, junto con el abandono de la agricultura y la falta de atención a los pequeños productores, están en la base de la vulnerabilidad alimenticia de tantos países en desarrollo actualmente. Combinación que ha beneficiado simultáneamente a las corporaciones transnacionales.
- La OMC debería reconocer el carácter especial de los bienes agrícolas y permitir a los países en desarrollo las flexibilidades necesarias para proteger sus sectores de la competencia de los países desarrollados y de la volatilidad de los precios en los mercados internacionales.
- Cualquier acuerdo comercial debería ir precedido de un necesario análisis de impacto y siempre ser considerado provisional, pendiente de re-negociación en caso de que se detecte que está perjudicando al derecho a un acceso adecuado a la alimentación. Leer más...
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miércoles, 4 de marzo de 2009
Los conflictos que están por venir…
Esta nueva era en la que vivimos me está dando mucho que reflexionar. ¿Cómo será el mundo dentro de cinco años? ¿Qué países se habrán pasado al bando de los ricos y cuáles al de los pobres? ¿Las inequidades aumentarán y la clase media desaparecerá? ¿Se tejerán nuevas redes sociales? ¿Qué mecanismos de supervivencia inventaremos para salir de esta situación? ¿Cuáles serán las consecuencias sociales de tantos millones de parados en el mundo? En fin… podría no parar pero hay una pregunta en la que sí me gustaría profundizar aunque mucho me temo que esto sólo es una mera aproximación.
¿La crisis financiera puede llevar a un encadenamiento de conflictos violentos?
Aunque la pregunta parece algo apocalíptica, lamentablemente, es bastante oportuna. El Análisis Institucional y Político elaborado por el Banco Mundial contiene dos resultados muy relevantes. Por un lado, indica que las desaceleraciones económicas están acompañadas por un deterioro de los indicadores de gobernabilidad. Por otro, constata que los conflictos son más frecuentes durante episodios de desaceleración que durante tiempos normales. Dada la severidad de la crisis actual, estas conclusiones indican que podemos estar presenciando el inicio de una oleada de nuevos conflictos causada por el revés de las reformas gubernamentales.
El think tank LEAP/Europe 2020, utiliza otras variables distintas para predecir que países tienen mayor probabilidad de que estalle un conflicto. Según esta organización, la ausencia de una red de seguridad social y la circulación libre de armas son los dos factores desencadenantes de un conflicto. Si fuese tal el caso, decenas de países estarían en esta situación (entre ellos ¡Estados Unidos!). Otros como el IPPR, indican que la causa del conflicto está en los indicadores económicos, como la elevada tasa de desempleo o el empeoramiento severo de los indicadores macroeconómicos.
Sea cuales sean los criterios empleados, parece bastante factible que entramos en una nueva era de conflictos (aunque sean de menor magnitud que los de años precedentes) que no sólo va afectar a los países directamente implicados. A medida que los estados frágiles y las sociedades divididas se vean abocados al conflicto violento, los efectos se dejarán notar en los países vecinos ante el desplazamiento de población, la reducción de la actividad económica y la pérdida de oportunidades. Bajo esta óptica, los conflictos regionales parecen más que probables.
Por eso la tendencia a reducir la ayuda al desarrollo, y concretamente los cortes que están sufriendo las partidas destinadas a prevención de conflictos, deben revertirse. Ahora más que nunca es necesario que la prevención de conflictos sea una prioridad en la agenda política mundial. La próxima reunión G20 en abril podría ser la oportunidad de oro para hacerlo realidad, pero mucho me temo que no lo será……
Paula San Pedro
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¿La crisis financiera puede llevar a un encadenamiento de conflictos violentos?
Aunque la pregunta parece algo apocalíptica, lamentablemente, es bastante oportuna. El Análisis Institucional y Político elaborado por el Banco Mundial contiene dos resultados muy relevantes. Por un lado, indica que las desaceleraciones económicas están acompañadas por un deterioro de los indicadores de gobernabilidad. Por otro, constata que los conflictos son más frecuentes durante episodios de desaceleración que durante tiempos normales. Dada la severidad de la crisis actual, estas conclusiones indican que podemos estar presenciando el inicio de una oleada de nuevos conflictos causada por el revés de las reformas gubernamentales.
El think tank LEAP/Europe 2020, utiliza otras variables distintas para predecir que países tienen mayor probabilidad de que estalle un conflicto. Según esta organización, la ausencia de una red de seguridad social y la circulación libre de armas son los dos factores desencadenantes de un conflicto. Si fuese tal el caso, decenas de países estarían en esta situación (entre ellos ¡Estados Unidos!). Otros como el IPPR, indican que la causa del conflicto está en los indicadores económicos, como la elevada tasa de desempleo o el empeoramiento severo de los indicadores macroeconómicos.
Sea cuales sean los criterios empleados, parece bastante factible que entramos en una nueva era de conflictos (aunque sean de menor magnitud que los de años precedentes) que no sólo va afectar a los países directamente implicados. A medida que los estados frágiles y las sociedades divididas se vean abocados al conflicto violento, los efectos se dejarán notar en los países vecinos ante el desplazamiento de población, la reducción de la actividad económica y la pérdida de oportunidades. Bajo esta óptica, los conflictos regionales parecen más que probables.
Por eso la tendencia a reducir la ayuda al desarrollo, y concretamente los cortes que están sufriendo las partidas destinadas a prevención de conflictos, deben revertirse. Ahora más que nunca es necesario que la prevención de conflictos sea una prioridad en la agenda política mundial. La próxima reunión G20 en abril podría ser la oportunidad de oro para hacerlo realidad, pero mucho me temo que no lo será……
Paula San Pedro
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miércoles, 25 de febrero de 2009
Coherencia e Inmigración
Ayer 24 de Febrero, inicié el proceso para optar por la Nacionalidad Española. Al llegar al Registro Civil una huelga amenazaba la posibilidad de hacer mi trámite. Me asusté, como siempre, cuando voy a hacer algo relacionado con mi residencia en este país. De pronto, me tranquilicé, un papelito que llevaba encima decía que tenía una cita este día! Hoy ¡! Tenía algo más que la razón para discutir con los policías que resguardaban la entrada del registro. El 05 de Febrero del año pasado, me dieron ese papel, hace más de un año.
Una vez adentro del edificio, una vez que pasé la prueba de que no me faltase una copia, un dato, cualquier cosa que complicara la cosa (como suele pasar)… me sentí feliz. Pensé que ha sido una posibilidad magnífica el poder escoger un lugar donde estar, ahora que soy una persona más consciente de mis expectativas de la vida. Pero también pensé en los costes… Pensé que no basta con la buena voluntad en una política migratoria seria, se requiere de mucho más que eso. Los que tratan cara a cara a los ciudadanos deben entender desde lo más profundo de sus entrañas, que una vez adquirido ese derecho, no se trata de generar tensión en cada etapa del camino. Es innecesario y deja marcas.
Jamás, para ser honesta, he sentido un trato demasiado discriminatorio pero tampoco un funcionario me hizo sentir bienvenida. No los culpo, muchas veces los mensajes que les llegan son demasiado contradictorios. Ayer de hecho, al terminar el día… me senté en un bar. Al llegar, sentí tensión en el ambiente. Un hombre de unos cincuenta años discutía con el dueño del local acaloradamente. Una mujer asiática le obstaculizaba la salida. El señor era español y no podía pagar la cuenta. Llegó la policía, que amablemente escuchó al hombre y sus razones, éste argumentaba entre otras cosas que los albergues son solo para inmigrantes, que esto y que aquello... Me dio pena y me pregunté si el trato de estos policías hubiese sido igual con una persona de otra nacionalidad, un sospechoso “sin papeles”por defecto. No puedo asegurar lo uno o lo otro. Es un poco lotería, no es una política… y creo que eso es parte del problema.
Al final, para bien de todos, un amable argentino le pagó la cuenta.
Deborah Itriago Leer más...
Una vez adentro del edificio, una vez que pasé la prueba de que no me faltase una copia, un dato, cualquier cosa que complicara la cosa (como suele pasar)… me sentí feliz. Pensé que ha sido una posibilidad magnífica el poder escoger un lugar donde estar, ahora que soy una persona más consciente de mis expectativas de la vida. Pero también pensé en los costes… Pensé que no basta con la buena voluntad en una política migratoria seria, se requiere de mucho más que eso. Los que tratan cara a cara a los ciudadanos deben entender desde lo más profundo de sus entrañas, que una vez adquirido ese derecho, no se trata de generar tensión en cada etapa del camino. Es innecesario y deja marcas.
Jamás, para ser honesta, he sentido un trato demasiado discriminatorio pero tampoco un funcionario me hizo sentir bienvenida. No los culpo, muchas veces los mensajes que les llegan son demasiado contradictorios. Ayer de hecho, al terminar el día… me senté en un bar. Al llegar, sentí tensión en el ambiente. Un hombre de unos cincuenta años discutía con el dueño del local acaloradamente. Una mujer asiática le obstaculizaba la salida. El señor era español y no podía pagar la cuenta. Llegó la policía, que amablemente escuchó al hombre y sus razones, éste argumentaba entre otras cosas que los albergues son solo para inmigrantes, que esto y que aquello... Me dio pena y me pregunté si el trato de estos policías hubiese sido igual con una persona de otra nacionalidad, un sospechoso “sin papeles”por defecto. No puedo asegurar lo uno o lo otro. Es un poco lotería, no es una política… y creo que eso es parte del problema.
Al final, para bien de todos, un amable argentino le pagó la cuenta.
Deborah Itriago Leer más...
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viernes, 20 de febrero de 2009
Producir alimentos para quien puede pagarlos
Hasta ayer, el mercado parecía la respuesta a casi todo. Hoy casi nadie confía en él. Por fallos en el mercado global de alimentos, millones de personas más en el mundo pasan hambre. Se dice pronto. Y por temor a esos mismos fallos, los países que se lo pueden permitir han buscado una vía mucho más segura.
Se trata de países con muchas bocas que alimentar, suficientes recursos económicos pero malas condiciones para desarrollar su propia agricultura. Hace unas semanas, el caso de Corea del Sur y su intención de tomar control de casi la mitad de la isla de Madagascar saltó a los medios. Y tal vez gracias al revuelo que causó, de momento no ha pasado de ser una intención.
Pero hay muchos otros casos. Hasta cien son los que recoge el informe de GRAIN ¡Se adueñaron de la tierra!. Os cuento sólo uno de ellos.
Sudán es el país más extenso de África. Casi toda su superficie es cultivable, pero sólo un 20 por ciento está en producción. Así que su gobierno ha decidido atraer grupos inversores árabes y asiáticos para que exploten este gran potencial. Como la mayor parte de la tierra pertenece al estado, espera obtener jugosos beneficios a través de contratos a largo plazo. Dos ganchos: exención de impuestos a la importación de semillas, fertilizantes y tractores; y no más tasas a la exportación, para que todos los alimentos producidos salgan sin problemas rumbo al plato de los coreanos.
Tal vez esto no nos cause tanta alarma. Hasta que sabemos que en Sudán hay más de cinco millones y medio de personas hambrientas que dependen de la ayuda alimentaria para sobrevivir.
Aunque este esquema no es algo tan nuevo –sólo hay que recordar la explotación de las tierras más fértiles del Trópico para cultivos de exportación- hay algo inquietante en esta nueva etapa de explotación. Y es que hoy lo que está en juego es el derecho a la alimentación. Y no está de más recordar que forma parte de los derechos elementales de todo ser humano.
Arantxa Guereña
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Se trata de países con muchas bocas que alimentar, suficientes recursos económicos pero malas condiciones para desarrollar su propia agricultura. Hace unas semanas, el caso de Corea del Sur y su intención de tomar control de casi la mitad de la isla de Madagascar saltó a los medios. Y tal vez gracias al revuelo que causó, de momento no ha pasado de ser una intención.
Pero hay muchos otros casos. Hasta cien son los que recoge el informe de GRAIN ¡Se adueñaron de la tierra!. Os cuento sólo uno de ellos.
Sudán es el país más extenso de África. Casi toda su superficie es cultivable, pero sólo un 20 por ciento está en producción. Así que su gobierno ha decidido atraer grupos inversores árabes y asiáticos para que exploten este gran potencial. Como la mayor parte de la tierra pertenece al estado, espera obtener jugosos beneficios a través de contratos a largo plazo. Dos ganchos: exención de impuestos a la importación de semillas, fertilizantes y tractores; y no más tasas a la exportación, para que todos los alimentos producidos salgan sin problemas rumbo al plato de los coreanos.
Tal vez esto no nos cause tanta alarma. Hasta que sabemos que en Sudán hay más de cinco millones y medio de personas hambrientas que dependen de la ayuda alimentaria para sobrevivir.
Aunque este esquema no es algo tan nuevo –sólo hay que recordar la explotación de las tierras más fértiles del Trópico para cultivos de exportación- hay algo inquietante en esta nueva etapa de explotación. Y es que hoy lo que está en juego es el derecho a la alimentación. Y no está de más recordar que forma parte de los derechos elementales de todo ser humano.
Arantxa Guereña
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