17-19 de abril de 2009. Colegio Mayor Universitario de Chaminade. CEAR, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, nos invitaba a encerrarnos 48 horas por el Derecho de Asilo, un derecho que se encuentra amenazado por el proyecto de la nueva Ley de Asilo que supondrá un retroceso en garantías y derechos hasta ahora reconocidos, además de dificultar el acceso al procedimiento de asilo en nuestro país. Entre los distintos seminarios, mesas redondas, actos de calle, talleres y conciertos que amenizaron esas 48 horas, hubo algo que me hizo reflexionar:
Sábado 18 de abril de 2009. 18:30 horas. En el Salón de Actos del Colegio Mayor tenía lugar un seminario titulado “ASILO, EL DERECHO AMENAZADO”. A pocos metros del salón de actos, en la cafetería, se vivían inquietudes bien distintas. Nadal se jugaba el paso a la final de Montecarlo contra Andy Murray. ¿Partido de Nadal frente al Derecho de Asilo? A priori se ve claro quién gana; lo que no está tan claro es por qué, y sobre todo por qué lo tenemos tan asumido.
La pregunta que todos nos hacíamos fue lanzada al público por Javier de Lucas (presidente de CEAR) quien, ajeno a los deportes, creía que los vítores y los aplausos constantes se debían a algún equipo de fútbol en lugar de al tenista de Manacor: “¿Por qué no llegamos a la gente?”. La práctica totalidad de los allí presentes sabíamos y sabemos quién es un refugiado, conocemos su problemática y somos conscientes de los peligros que supondría que ese proyecto de ley vaya adelante. Pero para que eso no ocurra se necesitan muchas mentes que se interesen por el tema y muchas voces que protesten por ello.
¿A la gente le da igual el Derecho de Asilo -y quien dice el Derecho de Asilo dice las mujeres de Chad, la guerra en Sri Lanka, la sequía en Etiopía y un desgraciadamente larguísimo etcétera- o no somos capaces de conseguir que se interese por ello? Ésta es la pregunta que todos nos hicimos después del seminario, pero que ninguno fuimos capaces de contestar.
Zinnia Quirós
2 comentarios:
La problemática planteada por Javier de Lucas durante las 48 horas por el Derecho de Asilo representa un mal endémico de la sociedad democrática en su conjunto, en la que una gran mayoría de ciudadanos concibe el derecho a voto como la frontera que limita su participación y, lo que es peor, su responsabilidad; media hora de cola cada cuatro años (antes de acudir a la cita con el vermut) no parece suficiente para preservar la salud democrática.
Lo que ocurrió en el Colegio Mayor Universitario de Chaminade nada tiene que ver con Rafael Nadal o con el derecho de asilo, y todo con la ignorancia colectiva de una sociedad a la que le encanta mirarse el ombligo, tanto cuando todo le va viento en popa como cuando sufre una crisis del tipo que sea (económica, bélica, pandémica…). Es esa ignorancia colectiva la que hace que olvidemos los motivos por los que se propusieron los acuerdos de la Convención de Ginebra; es esa ignorancia colectiva la que hace que los pasajes más oscuros de la Historia se olviden y repitan en un bucle macabro; y es esa ignorancia colectiva la que hace que existan continentes de primera y de segunda, pueblos de primera y de segunda y ciudadanos de primera y de segunda.
En este punto, sólo nos queda preguntarnos: ¿se trata de una ignorancia colectiva atribuible a que el ser humano no quiere aprender, o a que el ser humano no sabe enseñar?
Yo no veo ningún problema en que durante las jornadas por el derecho de asilo alguien prefiera animar a su deportista favorito; ni siquiera veo un problema en que alguien no quiera asistir a un evento de este tipo.
Lo que sí me parece un problema de vital importancia es la falta de concienciación de la gente. En un mundo en que hay mil asuntos por los que preocuparse (guerras, injusticias, cambio climático, xenofobia...) hay demasiada gente indiferente, que no elige activamente ver a nadal frente a preocuparse por el derecho de asilo, sino que directamente no se plantea esa disyuntiva.
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