Suspenso generalizado en la defensa de los derechos humanos. Ahora más que nunca es necesario hacer frente a la impunidad que reina en el mundo.
No, no trato de ser alarmista ni tremendista pero resulta altamente preocupante que aún muchos países no cumplan con las obligaciones de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la que son firmantes. En una época de crisis económica como la que vivimos ahora, el respeto por estos derechos debería estar garantizado más que nunca. No podemos permitir que esta crisis acabe contagiando al resto de los ámbitos, si lo hacemos ya no sólo será más difícil salir de esta situación sino que se perpetuará pautas y comportamientos sociales que serán aún mucho más difíciles de superar. ¿Por qué digo esto? Si el respeto por los derechos humanos se deja en un segundo lugar en la agenda internacional y nacional para poder hacer frente a la crisis financiera, el coste de oportunidad será la verdadera herencia que dejaremos en la historia. No nos podemos permitir dejar a un lado la defensa y la protección de los derechos humanos que tanto tiempo y esfuerzos ha costado incluir en la leyes y prácticas de los países. Los organismos internacionales, encabezados por la ONU, el G8, el G20, el G73 y demás órganos representativos deben asegurarse que en sus agendas y prioridades los derechos humanos ocupan el lugar que merecen y no se hacen al coste de implementar otras políticas.
Esta reflexión la hago por dos razones. Por un lado, adelantándome a lo que pueda venir y como alerta a tener en cuenta. Por otro, desde una perspectiva presente y realista. Estamos viendo que tanto países que tenían un historial relativamente bueno en la protección de los derechos humanos como los que no, están o bien abandonando sus obligaciones o recrudeciendo sus pautas de comportamiento.
Por poner algunos ejemplos. En la Guayana Francesa, el gobierno ha sacado recientemente una ley por la que aquellos ciudadanos que se consideren que no respetan los códigos de vestimenta propios de su género podrán ser detenidos, al menos una quincena han pasado ya por la prisión desde que esta Ley fue aprobada hace unos meses. Hay otros ejemplos más conocidos, pero no por ello menos sangrantes. En Irak la actitud del gobierno dibuja un panorama muy preocupante ante el retroceso de los derechos de las minorías o la precaria situación de los derechos humanos en general. En Afganistán, en Sudán, en Chad, en República Democrática del Congo o en Colombia, entre otros, hay miles de testimonios y de informes que certifican como las mujeres y las niñas son empleadas como armas de guerra ante unos gobiernos que no sólo no las protegen sino que no hay el menor atisbo de que sus derechos se vayan a respetar en el medio plazo.
Paula San Pedro
La pobreza y la desigualdad son problemas complejos, pero no inevitables. Una sociedad bien informada puede provocar la transformación económica y política que pondrá fin a la pobreza. Este blog, elaborado por el área de investigaciones de Intermón Oxfam, quiere contribuir a ese debate: proponer reflexiones e ideas sobre la globalización y el desarrollo, y escuchar lo que otros tienen que decir.
jueves, 30 de abril de 2009
¿Crisis de impunidad?
Etiquetas:
conflicto,
Crisis financiera,
derechos humanos
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