La pobreza y la desigualdad son problemas complejos, pero no inevitables. Una sociedad bien informada puede provocar la transformación económica y política que pondrá fin a la pobreza. Este blog, elaborado por el área de investigaciones de Intermón Oxfam, quiere contribuir a ese debate: proponer reflexiones e ideas sobre la globalización y el desarrollo, y escuchar lo que otros tienen que decir.

martes, 26 de mayo de 2009

Algo más que una gripe

(Publicado por el diario El Mundo el 26 de mayo de 2009)

En medio de la crisis provocada por el brote de gripe A que ha infectado a varios miles de personas en decenas de países del mundo, el presidente Barak Obama anunciaba hace pocos días una iniciativa de 63.000 millones de dólares para mejorar la salud pública mundial a lo largo de los próximos seis años. Con este anuncio, EEUU se une a otros países desarrollados como la Unión Europea, que en la última década han redoblado los esfuerzos financieros para acabar con pandemias globales como la malaria, el HIV-SIDA o la tuberculosis.

Pero mientras los países ricos ofrecen ayuda a los enfermos del mundo en desarrollo con una mano, con la otra se preparan para aplicarles tratamientos menos amables. Pocos días antes del anuncio realizado por el Presidente Obama, el Representante Comercial de los EEUU advertía a Tailandia y Brasil que sus esfuerzos para obtener medicamentos genéricos de bajo coste podrían dar lugar a sanciones comerciales. En el trasfondo de esta polémica está el conflicto no resuelto entre los derechos de propiedad intelectual y el acceso a medicamentos esenciales.

La protección indiscriminada de las patentes farmacéuticas conduce a la creación de monopolios ‘de facto’ que limitan la producción de medicamentos y elevan de forma considerable sus precios. Aunque los equivalentes genéricos de una medicina pueden llegar a costar una centésima parte del original patentado, su utilidad se reduce a cero cuando los países que más los necesitan no pueden acceder a ellos. Fue este conflicto el que provocó en 2001 la declaración de la Organización Mundial del Comercio sobre Propiedad Intelectual y Salud Pública, que clarifica el derecho de los países a comprar o producir versiones genéricas de medicamentos patentados para atender, entre otras cosas, emergencias sanitarias.

Lamentablemente, éste es uno de esos ámbitos en los que las acciones de los países ricos son menos impresionantes que su retórica. Si el Gobierno de los Estados Unidos ha echado mano de las amenazas comerciales para defender los intereses de la industria farmacéutica, la Unión Europea ha abierto sus propios frentes. Recientemente, decenas de organizaciones no gubernamentales han denunciado la incautación por parte de las autoridades holandesas de medicamentos genéricos en tránsito entre India y América Latina. Mientras tanto, los representantes de la Comisión Europea que negocian un acuerdo de libre comercio con los países miembros del Pacto Andino exigen una interpretación expansiva de los derechos de propiedad intelectual. Si esta regulación llegase a ser aprobada, los consumidores pobres de un país como Perú se verían obligados a pagar un sobreprecio del 34% por sus medicamentos.

El propósito de estas medidas ha sido puesto negro sobre blanco en una carta dirigida por las ONG a la Directora General de la Organización Mundial de la Salud, Margaret Chan: “Las reglas de la Unión Europea y las acciones de las autoridades aduaneras holandesas están claramente diseñadas para interrumpir el legítimo abastecimiento de medicamentos genéricos a los países en desarrollo”.

La alarma provocada por el brote de gripe A ofrece valiosas lecciones en este sentido. El acceso a cantidades suficientes y asequibles de vacunas y tratamientos antivirales como el Tamiflú es esencial para controlar la expansión de las epidemias y tranquilizar a las poblaciones afectadas. Por eso no podemos repetir los errores que se cometieron en 2005, cuando el pánico ante los efectos letales del H5N1 provocó una carrera descontrolada por acumular stocks de Tamiflú. La compañía farmacéutica Roche, que gestiona la patente de este medicamento, fue incapaz de hacer frente a una demanda disparada, incluso en los países desarrollados. En el caso de los países pobres, el elevado coste de los medicamentos impidió crear stocks suficientes para hacer frente a una posible emergencia. Aunque la presión de los gobiernos y la opinión pública forzó a Roche a compartir la producción del medicamento con otras compañías, aún no está claro si en el futuro próximo dispondremos de cantidades suficientes a precios asequibles.

La capacidad de la comunidad internacional para diseñar y gestionar un sistema de patentes compatible con la protección de la salud pública no sólo afecta a los países pobres, sino también a los más desarrollados. Preocupada por la posibilidad de no tener acceso a las vacunas contra la gripe aviar, Indonesia interrumpió en 2007 su colaboración con la comunidad científica internacional, negándose a compartir muestras de este virus recogidas en su país. Esta decisión, que generó entre los expertos preocupación y simpatía a partes iguales, afectó a los esfuerzos internacionales para desarrollar una vacuna contra la gripe aviar H5N1. A menos que se encuentren soluciones duraderas al problema del acceso a medicamentos esenciales, no es difícil imaginar que otros países sigan un camino similar al de Indonesia.

Si algo nos recuerda la rápida expansión de la gripe A es que en la era de la globalización el eslabón más débil determina la fuerza de la cadena. Al mantener unas políticas esquizofrénicas que quitan con una mano lo que ofrecen con la otra, Europa y EEUU no sólo perjudican la salud pública de los países en desarrollo, sino que debilitan sistemas globales de los que todos dependemos.

Suerie Moon y Gonzalo Fanjul

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miércoles, 13 de mayo de 2009

La verdadera pandemia: el hambre

Hoy morirán en el mundo 25.000 personas por falta de alimentos, 16.000 de ellas son niñas y niños. La misma cantidad murió ayer. Y la misma morirá mañana. Pero estas cifras no aparecerán en ningún periódico; tampoco se hablará de ello en las noticias de la noche. Mientras, una falsa pandemia que ha matado a menos de diez personas sigue ocupando páginas y sumando minutos de pantalla.

Ya pocos recuerdan la crisis de alimentos del año pasado, que puso en evidencia los grandes fallos del sistema alimentario mundial y elevó hasta casi mil millones el número de personas que sufren hambre en el mundo (haz clic aquí para ver el informe de Oxfam Internacional “Mil millones de personas hambrientas”).

¿Cuál fue la respuesta de la comunidad internacional? Muchas reuniones, algunos compromisos, escasas medidas eficaces. Vale la pena recordar que ya en 1996, en la Cumbre Mundial sobre Alimentación se fijó la meta de reducir a la mitad el número de personas hambrientas en el año 2015. Después se adoptó como parte del primer Objetivos del Milenio. Y sin embargo, desde entonces las cosas no han hecho más que empeorar.

Los intentos de responder con un esfuerzo global y coordinado no llegan a dar frutos. Los compromisos que se lanzan al calor de las cumbres mundiales se los lleva el viento. La inversión en agricultura ha ido bajando desde un 17 por ciento del total de la ayuda al desarrollo en los años 80 a poco más de un 3 por ciento en los últimos presupuestos.

Como ciudadanos, nos toca mantener la atención sobre los temas verdaderamente importantes. Y presionar a nuestros gobernantes para que respondan con honestidad y coherencia al enorme reto de hacer realidad el derecho a la alimentación para todos los seres humanos.

Arantxa Guereña



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lunes, 4 de mayo de 2009

Asilo, el Derecho Amenazado

17-19 de abril de 2009. Colegio Mayor Universitario de Chaminade. CEAR, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, nos invitaba a encerrarnos 48 horas por el Derecho de Asilo, un derecho que se encuentra amenazado por el proyecto de la nueva Ley de Asilo que supondrá un retroceso en garantías y derechos hasta ahora reconocidos, además de dificultar el acceso al procedimiento de asilo en nuestro país. Entre los distintos seminarios, mesas redondas, actos de calle, talleres y conciertos que amenizaron esas 48 horas, hubo algo que me hizo reflexionar:


Sábado 18 de abril de 2009. 18:30 horas. En el Salón de Actos del Colegio Mayor tenía lugar un seminario titulado “ASILO, EL DERECHO AMENAZADO”. A pocos metros del salón de actos, en la cafetería, se vivían inquietudes bien distintas. Nadal se jugaba el paso a la final de Montecarlo contra Andy Murray. ¿Partido de Nadal frente al Derecho de Asilo? A priori se ve claro quién gana; lo que no está tan claro es por qué, y sobre todo por qué lo tenemos tan asumido.
La pregunta que todos nos hacíamos fue lanzada al público por Javier de Lucas (presidente de CEAR) quien, ajeno a los deportes, creía que los vítores y los aplausos constantes se debían a algún equipo de fútbol en lugar de al tenista de Manacor: “¿Por qué no llegamos a la gente?”. La práctica totalidad de los allí presentes sabíamos y sabemos quién es un refugiado, conocemos su problemática y somos conscientes de los peligros que supondría que ese proyecto de ley vaya adelante. Pero para que eso no ocurra se necesitan muchas mentes que se interesen por el tema y muchas voces que protesten por ello.
¿A la gente le da igual el Derecho de Asilo -y quien dice el Derecho de Asilo dice las mujeres de Chad, la guerra en Sri Lanka, la sequía en Etiopía y un desgraciadamente larguísimo etcétera- o no somos capaces de conseguir que se interese por ello? Ésta es la pregunta que todos nos hicimos después del seminario, pero que ninguno fuimos capaces de contestar.


Zinnia Quirós Leer más...
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