Ahora tenemos una nueva pieza del puzzle. Tras la directiva retorno que permite una aberración desde los derechos humanos, encerrar hasta 18 meses a un inmigrante en espera de ser expulsado y autoriza la repatriación de menores –retrocesos en materia de derechos humanos con los que la Europa de los derechos y las libertades se degrada a sí misma- ahora llega la tarjeta azul.
La tarjeta azul pretende atraer a los inmigrantes mejor formados, compitiendo así, en palabras de l Comisario Europeo Franco Frattini, con los EEUU que hoy por hoy “se quedan” con el 55% de los más brillantes del mundo en desarrollo, por solamente un 5%. La tarjeta otorga ventajas y augura una buena vida para los elegidos.
Y aumenta la brecha del resto de inmigrantes con la sociedad. Los inmigrantes VIP dejan un gran agujero en sus países: empleos importantes como los médicos, los ingenieros… Al menos se empieza a hablar compensar pagando por ese talento fugado, pero no es suficiente. Es preciso demandar políticas migratorias diferentes y evitar sacar partido de la pobreza, como anuncia esta tarjeta azul –y como ya hacen, por cierto, otros países con los EEUU, Canadá o Australia-.
Y dejar de pensar en los migrantes únicamente en función de lo que en cada caso conviene a la economía y pensar en ellos como ciudadanos y como los padres, por cierto, de los futuros europeos: si las segundas generaciones deben sentirse bien en su Europa hay que tratar mejor a sus padres hoy.
Jaime Atienza
La pobreza y la desigualdad son problemas complejos, pero no inevitables. Una sociedad bien informada puede provocar la transformación económica y política que pondrá fin a la pobreza. Este blog, elaborado por el área de investigaciones de Intermón Oxfam, quiere contribuir a ese debate: proponer reflexiones e ideas sobre la globalización y el desarrollo, y escuchar lo que otros tienen que decir.
martes, 17 de febrero de 2009
Tarjeta azul para la inmigración
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