Quito, capital de Ecuador, es una ciudad con una vieja tradición de graffitis que no son meros dibujos sino mensajes a veces políticos, otras filosóficos y por supuesto amorosos. El título de esta columna no es sino un graffiti escrito algunas cuadras al norte de la oficina de IO en la ciudad, y revela lo que muchos ecuatorianos piensan sobre sus recursos naturales. Y responde, por extensión, a lo que millones de ciudadanos de países pobres, pero ricos en recursos naturales sienten.
Es bien conocida la llamada “maldición de los recursos naturales”, posición teórica que sostiene que disponer de recursos naturales sería una desventaja, al despertar el interés de potencias extrajeras y empresas transnacionales por el control de esos recursos violentando la soberanía nacional y poniendo en juego intereses diferentes de los del desarrollo nacional y logrando, al fin, por diferentes vías, ventajas para hacerse en condiciones ventajosas con esos recursos.
Petróleo, oro, diamantes, cobre, coltán, son materias primas esenciales y estratégicas en la economía global. Sus principales yacimientos están en países en desarrollo y el control de los mismos ha llevado aparejados no pocos y abusos y conflictos, en contra de los intereses de la población de los países. En definitiva, los países bajo cuyo suelo se encontraba la riqueza no se beneficiaron de ella –baste pensar en el petróleo en Angola o Ecuador, el coltán en la RD Congo, los diamantes en África Occidental, el gas en Bolivia- y esos recursos se van gastando sin que los pobres que viven encima de un subsuelo rico se beneficien de esos recursos.
Los contratos que se suscriben para explotar estas materias primas son demasiadas veces desfavorables para los países y demasiado ventajosos para las compañías, que se quedan con la parte del león de los beneficios. Una tendencia que ha comenzado a cambiar en algunos países, ante las protestas de las grandes compañías en defensa de contratos existentes, pero en ocasiones abusivos, reflejo de su posición de poder en relación con Gobiernos y administraciones débiles.
El sábado 7 de junio el presidente Rafael Correa anunció el hallazgo de enormes yacimientos de cobre en el Ecuador. Esa riqueza debe servir para mejorar la vida y el bienestar de los ecuatorianos. Un reto trasladable al mundo en desarrollo en su conjunto: acabar con la maldición de los recursos naturales y comenzar a rentabilizar su explotación y venta en condiciones justas y transparentes, al margen de coacciones, abusos y violencia.
Jaime Atienza
La pobreza y la desigualdad son problemas complejos, pero no inevitables. Una sociedad bien informada puede provocar la transformación económica y política que pondrá fin a la pobreza. Este blog, elaborado por el área de investigaciones de Intermón Oxfam, quiere contribuir a ese debate: proponer reflexiones e ideas sobre la globalización y el desarrollo, y escuchar lo que otros tienen que decir.
viernes, 20 de junio de 2008
Con petróleo y cobre, el Ecuador más pobre
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