La pobreza y la desigualdad son problemas complejos, pero no inevitables. Una sociedad bien informada puede provocar la transformación económica y política que pondrá fin a la pobreza. Este blog, elaborado por el área de investigaciones de Intermón Oxfam, quiere contribuir a ese debate: proponer reflexiones e ideas sobre la globalización y el desarrollo, y escuchar lo que otros tienen que decir.

viernes, 20 de febrero de 2009

Producir alimentos para quien puede pagarlos

Hasta ayer, el mercado parecía la respuesta a casi todo. Hoy casi nadie confía en él. Por fallos en el mercado global de alimentos, millones de personas más en el mundo pasan hambre. Se dice pronto. Y por temor a esos mismos fallos, los países que se lo pueden permitir han buscado una vía mucho más segura.

Se trata de países con muchas bocas que alimentar, suficientes recursos económicos pero malas condiciones para desarrollar su propia agricultura. Hace unas semanas, el caso de Corea del Sur y su intención de tomar control de casi la mitad de la isla de Madagascar saltó a los medios. Y tal vez gracias al revuelo que causó, de momento no ha pasado de ser una intención.

Pero hay muchos otros casos. Hasta cien son los que recoge el informe de GRAIN
¡Se adueñaron de la tierra!. Os cuento sólo uno de ellos.

Sudán es el país más extenso de África. Casi toda su superficie es cultivable, pero sólo un 20 por ciento está en producción. Así que su gobierno ha decidido atraer grupos inversores árabes y asiáticos para que exploten este gran potencial. Como la mayor parte de la tierra pertenece al estado, espera obtener jugosos beneficios a través de contratos a largo plazo. Dos ganchos: exención de impuestos a la importación de semillas, fertilizantes y tractores; y no más tasas a la exportación, para que todos los alimentos producidos salgan sin problemas rumbo al plato de los coreanos.

Tal vez esto no nos cause tanta alarma. Hasta que sabemos que en Sudán hay más de cinco millones y medio de personas hambrientas que dependen de la ayuda alimentaria para sobrevivir.

Aunque este esquema no es algo tan nuevo –sólo hay que recordar la explotación de las tierras más fértiles del Trópico para cultivos de exportación- hay algo inquietante en esta nueva etapa de explotación. Y es que hoy lo que está en juego es el derecho a la alimentación. Y no está de más recordar que forma parte de los derechos elementales de todo ser humano.



Arantxa Guereña

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